miércoles, 30 de enero de 2008

De minerales, aleaciones y piedras filosofales

La emoción en el cine es un mineral cada vez más escaso: hoy día es necesario importarla desde cinematografías lejanas, mezclada con otros materiales, dentro de filmes rodados en lugares donde el atraso y la pobreza favorecen increíbles aleaciones entre el drama y la narración. El ingrediente base de estas películas es el mismo que usamos en el cine occidental, la diferencia es que nuestros yacimientos de sinceridad y autenticidad muestran preocupantes síntomas de agotamiento. En cambio, en esos filmes importados, de la mezcla entre lo extremo, lo increíble y lo exótico surge a veces --no siempre-- un título que consigue estremecernos. Lo logran gracias a argumentos, anécdotas, historias personales, visiones y versiones de la vida que, en el fondo, nos parecen anticuados, propios de un pasado superado. El único mérito que les atribuimos es, en definitiva, proceder del otro lado del mundo y de sociedades ancladas en el conflicto familiar como motor del drama (algo que aquí únicamente reservamos para el culebrón; un género que, por fortuna, parece evolucionar hacia otros derroteros más alejados del tópico). El ejemplo más claro, más extremo (y no totalmente implantado, aunque yo creo que es cuestión de tiempo) es el cine de Bollywood; aunque también están ahí La boda de Tuya (2006) de Quanan Wang, Naturaleza muerta (2006) de Jia Zhang-Ke, El perro mongol (2005) de Byambasuren Davaa, La isla de hierro (2005) de Mohammad Rasoulof, Sueños de Shanghai (2005) de Xiaoshuai Wang o Samaritan girl (2004) de Kim Ki-Duk...

Estas películas importadas --excepto las de Bollywood-- no están pensadas ni hechas con el objetivo declarado de conmovernos, su eficacia cristaliza cuando aterrizan en nuestros cines; somos nosotros quienes les atribuimos valor como testimonio auténtico y emotivo. Si nos calan es porque la lejanía y el ambiente exótico donde se desarrolla la acción intensifican un dramatismo que no produce el mismo efecto allí que aquí. En Occidente, debido a la reiteración y la proximidad de nuestro sentido del drama, nos parece mejor lo ajeno porque preferimos el extraño material argumental que rodea sus historias, llenándolo de impurezas, es cierto, pero también permitiendo que brillen más algunas vetas imprevistas.

Por eso no debe sorprendernos que cada vez más filmes europeos y estadounidenses se aproximen sin saberlo a la genial intuición de Truffaut --que auguraba películas cada vez más personales, rodadas para explicar unas vacaciones, un recuerdo, un episodio curioso-- y se apunten al itinerario físico como elemento central del argumento. Las películas occidentales, en lugar de indagar en las causas del agotamiento de la emoción, están construyendo una mitología del viaje como experiencia modificadora del carácter y una oportunidad irrepetible de socializarse (=enamorarse): 14 kilómetros (2007) de Gerardo Olivares, Caótica Ana (2007) de Julio Medem, 2 días en París (2006) de Julie Delpy, Souvenirs (2006) de Shahar Cohen y Halil Efrat, Nordeste (2005) de Juan Solanas, La masai blanca (2005) de Hermine Huntgeburth, Un minuto de silencio (2005) de Roberto Maiocco, Hacia el sur (2005) de Laurent Cantet... La nacionalidad de todas ellas demuestra que se trata de un fenómeno generalizado.

Y así estamos: importando películas que nos hablan de relaciones entre padres e hijos, de amores inconvenientes que se sobreponen a todas las dificultades; y exportando un cine que habla de la necesidad de ir lejos para encontrar lo que quisiéramos tener al lado durante el resto de nuestra vida. Quizá los cineastas del Tercer Mundo no han perdido del todo la ingenuidad para retratar determinados sentimientos sin doblez; y de la misma manera que los emigrantes llegan a nuestras costas vistiendo la camiseta de su ídolo futbolístico --alimentando así la ilusión y la esperanza de un posible triunfo social y económico fulgurante que les saque de la miseria--, sus compatriotas directores trabajan (también sin saberlo) en un proyecto cuyo objetivo sería dar con una especie de piedra filosofal que convierta la narración en emoción, el éxito en dinero y fama y conmueva a un extraño público que ha visto demasiadas veces y de demasiadas formas la creación y la destrucción de todos los universos posibles. Demasiadas veces.


miércoles, 23 de enero de 2008

Verdades de perogrullo y los Oscars

¿Acaso alguien dudaba de que los Oscars --o cualquier galardón concedido por una academia cinematográfica-- no premia "lo mejor" sino "lo más"? ¿Acaso alquien ignoraba que el prestigio del elenco artístico, las nominaciones anteriores, la imagen pública y el aspecto físico, cuentan más que la labor realizada en la película? ¿Acaso nadie habia notado que se premian mucho más los dramas que las comedias? ¿Acaso alguien ha descubierto algo leyendo este sesudo artículo? Me gustaría conocer al pardillo --o comisión de pardillos-- que autorizó financiar semejante estupidez torpemente barnizada con rigor científico de la peor calidad.

A pesar de todo, creo que el espectáculo debe continuar porque aporta indudables beneficios colaterales, así que aquí están los nominados para los Oscars del 2007 cuya ceremonia se celebrará en 2008 (recuerda: mi elección en cursiva; tras la ceremonia, un asterisco en la ganadora):

Mejor Película
Expiación
Juno
Michael Clayton
No es país para viejos*
Pozos de ambición

Mejor Película en lengua extranjera
The Counterfeiters (Austria)*
Beaufort (Israel)
Mongol (Kazajistán)
Katyn (Polonia)
12 (Rusia)

Mejor director
Paul Thomas Anderson (Pozos de ambición)
Ethan Coen y Joel Coen (No es país para viejos)*
Tony Gilroy (Michael Clayton)
Jason Reitman (Juno)
Julian Schnabel (La escafandra y la mariposa)

Mejor actor protagonista
George Clooney (Michael Clayton)
Daniel Day Lewis (Pozos de ambición)*
Johnny Depp (Sweeney Todd)
Tommy Lee Jones (En el valle de Elah)
Viggo Mortensen (Promesas del Este)

Mejor actriz protagonista
Cate Blanchett (Elisabeth: la edad de oro)
Julie Christie (Lejos de ella)
Marion Cotillard (La vida en rosa. Edit Piaf)*
Laura Linney (The Savages)
Ellen Page (Juno)

Mejor actor de reparto
Javier Bardem (No es país para viejos)*
Casey Affleck (El asesinato de Jesse James)
Philip Seymour Hoffman (La guerra de Charlie Wilson)
Hal HolBrook (Hacia rutas salvajes)
Tom Wilkinson (Michael Clayton)

Mejor Película de animación
Persépolis
Ratatouille*
Locos por el surf

Mejor actriz de reparto
Cate Blanchett (Im Not There)
Ruby Dee (American gangster)
Saoirse Ronan (Expiación)
Amy Ryan (Adiós pequeña, adiós)
Tilda Swinton (Michael Clayton)*

Mejor guión original
Diablo Cody (Juno)*
Nancy Oliver (Lars and the Real Girl)
Tony Gilroy (Michael Clayton)
Brad Bird (Ratatouille)
Tamara Jenckins (The Savages)

Mejor guión adaptado
Ronald Harwood (La escafandra y la mariposa)
Christopher Hampton (Expiación)
Sarah Polley y Alice Munro (Lejos de ella)
Joel Coen y Ethan Coen (No es país para viejos)*
Paul Thomas Anderson (Pozos de ambición)

Mejor música original
Dario Marianelli (Expiación)*
Alberto Iglesias (Cometas en el cielo)
James Newton Howard (Michael Clayton)
Michael Giacchino (Ratatouille)
Marco Beltrami (3:10 to Yuma)

Mejor canción original
Falling Slowly, de Glen Hansard y Marketa Irglova (Once)*
Happy Working Song, de Alan Menken y Stephen Schwartz (Encantada)
Raise It Up (August Rush)
So Close, de Alan Menken y Stephen Schwartz (Encantada)
That’s How You Know, de Alan Menken y Stephen Schwartz (Encantada)

Mejor fotografía
Roger Deakins (El asesinato de Jesse James...)
Seamus McGarvey (Expiación)
Janusz Kaminski (La escafandra y la mariposa)
Roger Deakins (No es país para viejos)
Robert Elswit (Pozos de ambición)*

Mejor dirección artística
American gangster
Expiación
La brújula dorada
Sweeney Todd*
Pozos de ambición

Mejor diseño de vestuario
Across the Universe
Expiación
Elisabeth: la edad de oro*
La Vie en Rose. Edit Piaf
Sweeney Todd

Mejor maquillaje
La Vie en Rose*
Norbit
Piratas del Caribe: en el fin del mundo

Mejor montaje
El ultimátum de Bourne*
La escafandra y la mariposa
Into the Wild
No es país para viejos
Pozos de ambición

Mejor sonido
El ultimátum de Bourne*
No es país para viejos
Ratatouille
3:10 to Yuma
Transformers

Mejores efectos visuales
La brújula dorada*
Piratas del Caribe: en el fin del mundo
Transformers

Mejor montaje de sonido
El ultimátum de Bourne*
No es país para viejos
Ratatouille
Pozos de ambición
Transformers

Mejor documental
No End in Sight
Operation Homecoming: Writing the Wartime Experience
Sicko
Taxi to the Dark Side*
War/Dance

Mejor corto documental
Freeheld*
La Corona (The Crown)
Salim Baba
Sari’s Mother

Mejor cortometraje
At Night
Il Supplente (The Substitute)
Le Mozart des Pickpockets*
Tanghi Argentini
The Tonto Woman

Mejor cortometraje de animación
I Met the Walrus
Madame Tutli-Putli
My Love (Moya Lyubov)
Peter & the Wolf*

martes, 22 de enero de 2008

Bastante más que un tributo (Interview)

Interview (2007) es la primera entrega de la trilogía bautizada como "Proyecto Theo", que tiene previsto rodar tres versiones de los mejores filmes de Theo van Gogh --el cineasta holandés asesinado en 2004-- rodadas por tres directores/actores estrechamente vinculados a la ciudad de Nueva York. Interview --basada en el filme de idéntico título de 2003-- la ha dirigido Steve Buscemi; las otras dos serán Blind date (2008) --cuyo original es de 1996-- dirigida por Stanley Tucci, y 06 (2009?) --original de 1994-- de la que al parecer se hará cargo Bob Balaban, que alguno recordará como secundario de lujo en la serie de TV Seinfeld (1990-1998) durante las temporadas 3 y 4.

Las tres historias de la trilogía --un homenaje ideado por los productores del director holandés para dar a conocer su filmografía-- narran encuentros entre un hombre y una mujer en situaciones extremas, intensas o fortuitas con las que ilustrar y extraer algunas paradojas de la existencia, la vida y el amor también. Precisamente esa estructura en forma de duelo actor/actriz es lo que ha llevado a los promotores a decantarse por actores/directores (también podrían haber pensado en alguna actriz/directora, digo yo), haciendo más intenso el resultado final. Por lo menos eso es lo que sucede con Interview, un auténtico duelo de intérpretes al estilo clásico de ¿Qué fue de Baby Jane? (1962) o La huella (1972, 2007).

Sin duda lo mejor de Interview es su verosimilitud en todos los niveles: cada inflexión dramática está integrada de forma natural, sin marcarla excesivamente, los intérpretes --y en general el argumento-- evitan recurrir a ese tópico del cambio de tono cuando se trata de revelar secretos o verdades, normalmente acompañados de una banda sonora blandengue que enfatiza aún más lo obvio y que ya se ha convertido en algo convencional. Sienna Miller y Steve Buscemi componen sus personajes sin perder de vista la realidad ni haciendo concesiones al efectismo barato, y así se mantienen hasta el increíble final, en el que queda muy clara la idea que pretende transmitir el filme. Y no diré nada más, porque incluso etiquetar el final es dar demasiadas pistas. Lo que sí puedo decir es que el espectador saldrá sorprendido y convulsionado (y no precisamente por simples golpes de efecto) y con sus convicciones convertidas de pronto en prejuicios. Todo en escasa hora y media de película que pasa volando, síntoma inconfundible de que hay buen cine de por medio.



Los cineastas de todo el mundo saben hace tiempo que vender remakes de sus historias en Hollywood es la mejor manera de versionar filmes buenos, tanto técnica como artísticamente. El estilo Hollywood tendrá sus zonas oscuras, pero incluye de serie una forma de narración universal que hace exportables sus productos a todo Occidente (no me atrevo a decir todo el planeta). Del otro lado, es curioso comprobar cómo el mismo Hollywood asume sin tapujos su necesidad de importar los mejores argumentos de cada temporada para seguir "alimentando a su bestia" y mantener su posición de liderazgo: Quarantined (2008) ya es la versión estadounidense de Rec (2007) de Balagueró y Plaza, y sólo en España esperan turno El orfanato (2007) de Juan Antonio Bayona y --desde ayer mismo-- Los cronocrímenes (2007) de Nacho Vigalondo. Imagino que es parte del precio a pagar por estar en el candelero. Aun así, Interview es algo más que un lavado de cara, parte de una estrategia para hacerse con los mejores guiones o un tributo a un cineasta; es una muestra de cine rodado con los mejores medios existentes y, para mí y seguramente para docenas de espectadores más, el descubrimiento retrospectivo del talento de Theo van Gogh, que me recuerda mucho --en su gusto por los retos formales y la obsesión temática-- a Lars von Trier.

viernes, 18 de enero de 2008

La I+D de la narración cinematográfica

El cortometraje es la I+D de la narración cinematográfica. Por eso es esencialmente deficitario, porque sus logros son experimentales, de utilidad todavía no plenamente consolidada y contrastada. Se producen aciertos y muchos fracasos, pero eso no significa que haya que dejar de investigar. Por eso los cineastas, antes de lanzarse al largometraje, deberían afilar en el corto sus armas para la narración. Suena a tradicional, a contracorriente, pero es así.



Pixar posee una importante tradición de cortometrajes --algunos de ellos antológicos: Pajaritos (2000) o El coche nuevo de Mike (2002)--, para poner a prueba con ellos las versiones beta del software que luego emplearán en sus películas de larga duración. También es bueno que el cortometraje haya mutado y siga existiendo como cine digital comprimido, porque garantiza que se hallarán nuevas y más intensas formas de contar una historia. No vale dormirse en lo eficaz conocido porque no está todo dicho en este campo.

Aunque todos los cortometrajes que se rueden sean digitales eso no invalida lo dicho hasta ahora: seguirán definidos por el imperativo de la brevedad, tanteando recursos y artificios dramáticos, más o menos radicales, más o menos incomprensibles, más o menos exitosos. Cuando a un hallazgo formal de gran calibre le corresponda una anécdota argumental que encaje en él a la perfección se producirá el chispazo, el salto a los foros no habituales, la fama, la publicidad, las ofertas de trabajo... Y puede que una adaptación para su uso en narraciones largas.



Por eso no tiene mucho sentido la especialización de festivales según el soporte y el canal de difusión del cine que exhiben, como el de Alcalá de Henares (un clásico con mucha solera) y convocatorias vía Internet (como la de Project Direct de YouTube o Notodofilmfest), porque todo es cortometraje. Todo es narración, todo es I+D.

jueves, 3 de enero de 2008

Lágrimas en la lluvia de un pureta ochentero (Blade runner)

Corto (02/07/2007): Blade runner: 25 años de mi última sesión continua

Comienzo el año aferrado a los clásicos, más concretamente al "nuevo clásico" en que se ha convertido Blade runner (1982), incapaz de resistir la tentación de revisar en pantalla grande --acompañado de mis colegas igual de puretas que yo-- ese final cut que ha dejado la película niquelada y limpia de errores visuales, sonoros y narrativos, preparada para aguantar otros 25 años de sobreanálisis.

En la cena libanesa previa a la película medimos nuestro particular nivel de frikismo poniendo en común datos y opiniones: el número de veces que la hemos visto (el que más 10, el que menos 3), la sorprendente clarividencia de algunas profecías tecnológicas de la novela --clonación humana, reconocimiento del habla, atrofia del individualismo onanista en un mundo de sexualidad ubicua, retrato de una sociedad cyberpunk dos años antes del Neuromante (1984) de William Gibson, quien probablemente tuvo en mente la película cuando la escribió--, las lúcidas y desgarradoras palabras de Roy/Nexus 6 (Rutger Hauer) en el momento de su muerte, todo un poema sobre la existencia que ha convertido esa escena en la seña de identidad de una generación y que ya forma parte de nuestro legado o carga (según se quiera mirar):

"He visto cosas que vosotros no creeríais..., atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos... se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia... Es hora de morir".

El reverso doméstico y lamentable a tanta trascendencia son las hombreras y los tejanos nevados del anuncio aquel:



Es curioso cómo los elementos que más vinculaban el argumento a la tradición del cine negro han sido eliminados y denostados de forma unánime por director, técnicos y actores, y sin embargo a mí me pareció en su momento todo un acierto retratar la modernidad a través de ese estilo narrativo clásico. Paradojas del tiempo y de la significación.

Sobre la película, la impresión primera y más favorable es el lavado de cara digital del negativo: esta copia "definitiva" no es tan oscura como la de 1982 que yo recuerdo y contiene muchos más detalles y mejoras secundarios, posibles gracias a las técnicas de retoque digital. Las escenas en el apartamento de Deckard me parecieron en su día --y todavía me lo parecen-- un explícito homenaje a Marlowe, pero claro, esto no se puede valorar porque los creadores reniegan de estos elementos de estilo, así que destacaré la violencia ritual, distante y decadente de la "retirada" de Zhora (Joanna Cassidy), impregnada por la inquietante música de Vangelis, una muestra perfecta de eso que por entonces se llamaba la estética de videoclip.

Ochenteros y demás miembros de la Generación X: si queréis reafirmar vuestro sentido de pertenencia a una generación ahora en su mejor momento, id a verla o pillad una copia y disfrutadla. Generación Y y posteriores (ya no sé qué otras etiquetas os han puesto): si queréis conocer los fantasmas, tics, manías, lugares comunes, obsesiones y rarezas que caracterizan a quienes os hemos precedido en el descubrimiento de la modernidad de turno, id a verla o pillad una copia y disfrutadla.