martes, 15 de abril de 2008

Divertidísimo cutrismo analógico (Rebobine, por favor)

Los cineastas clásicos de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX provenían de campos limítrofes al cinematográfico: decoración, fotografía, pintura, arquitectura...; en los sesenta --en EE UU-- básicamente de la televisión, así que les llamaron la Generación de la Televisión (Cassavetes, Lumet), porque supieron romper los encorsetados moldes narrativos y estilísticos del cine anterior gracias a que habían velado las armas en el nuevo medio. Luego, en los ochenta y noventa, el mundo del videoclip y de la publicidad fueron el vivero de numerosos cineastas. El cine de Michael Gondry --que ya tiene un Oscar por el guión de ¡Olvídate de mí! (2004)-- pertenece a esta última hornada, crecida en plena era audiovisual global, conviviendo con un cortometraje digital prácticamente consolidado y el fenómeno en auge de la Internet TV (estilo YouTube o MySpace).

Su nueva película --Rebobine, por favor (2008)-- es un cóctel muy especial con numerosos y variados ingredientes donde puede reconocerse un poco de todo lo pasado y lo presente: el cine de Ed Wood, Frank Capra y Preston Sturges juntos, los buddy films ochenteros, ramalazos del buen rollito que llenaba la primera parte de Haz lo que debas (1989) de Spike Lee e incluso clarísimas conexiones --sí, amigas y amigos-- con Cinema Paradiso (1988). Además de eso, Michael Gondry ha estudiado artes gráficas en Francia, ha rodado videoclips míticos --Human behaviour (1993), con Björk-- y es el autor del anuncio más premiado (hasta la fecha) de la historia de la publicidad: Drugstore (1994), rodado para Levi's. Aquí van los dos de aperitivo:





A todos los que nos gusta el cine hemos fantaseado en algún que otro momento con dirigir nuestros propios filmes, y algunos incluso lo hemos llegado a hacer con los colegas de barrio. Eso es lo que hacen Jerry (Jack Black) y Mike (Mos Def) después de que el primero --tras quedar magnetizado en un patético autosabotaje a una central eléctrica-- borre todas las cintas VHS del videoclub de su amigo Fletcher (Danny Glover) mientras está de viaje unos días. Como en los cuentos infantiles, y porque las han visto y las conocen a la perfección, deciden ponerse manos a la obra y volver a rodar los títulos que los clientes les solicitan, en versiones caseras llenas de humor, efectos cutres, actuaciones imposibles e imaginación a raudales. Luego la cosa se enreda bastante más, pero tranquilos: no se trata de una simple película de parodias y la risa y el buen cine no decaen hasta el mismísimo plano final.

Tampoco se trata de asistir sin más al rodaje de versiones de Los cazafantasmas (1984), Hora punta 2 (2001), Paseando a Miss Daisy (1989), King Kong (1933), Robocop (1987) y tantas otras (en la web oficial puedes añadir las tuyas), ni ver a Mia Farrow parodiándose a sí misma en su papel de reglosa-pasiva-agresiva-depresiva, ni a Sigourney Weaver haciendo un cameo y metiendo el dedo en la llaga con el tema de las copias incontroladas... En Rebobine, por favor hay al menos hasta dos giros argumentales imprevistos que demuestran que no sólo el humor tira de la película: uno es típico de la screwball comedy, el otro del cine sentimental que no necesita caer en la babosería.

En definitiva, que la recomiendo encarecidamente porque la risa está garantizada (atención a la curiosa manera de comprobar el nivel de magnetismo en el cuerpo de los protagonistas), pero también porque detrás hay un guión bien trabajado y un detalle al final que es lo único que se le olvidó mencionar a Jordi Costa en su estimulante crítica (aunque un poco demasiado transcendente para lo que es el filme).

Igual que la antología del beso cinematográfico es propiedad (hasta la fecha) de Cinema Paradiso, también en Rebobine, por favor creo entrever momentos impagables al estilo de la película de Tornatore, algunos de los cuales eran muy pastelosos, es cierto, pero reflejaban muy bien las horas de felicidad que pasamos en las salas oscuras. En la película de Gondry, a pesar de tanto humor socarrón, ironía, pasotismo y absurdo vital, al final asoma un poquito del "síndrome Paradiso" ese, aunque su director es lo suficientemente listo como para dar por sobreentendido lo importante sin tener que entrar en detalles lacrimógenos. El resto lo aporta el espectador, de acuerdo con su propio nivel de sensiblería. A mí personalmente me pareció que estaba en su punto justo, evitando meterse en berenjenales innecesarios y saliendo por la tangente de los créditos.

7 comentarios:

María Rogel (Lapor) dijo...

hola. Pues qué pena me ha dado pero... no me ha gustado! LO digo porque yo soy fan incondicional de Gondry, creo que ha perdido mucho con otras cosas de antes y el cine no podía ser mejor tema para conseguir algo que sólo él sabe hacer: conmover de manera indiretca y hacer sentir como un niño. Aquí no sentí nada de esto y yo incluso he tabajado en un videoclub, así que mi predisposición a que me encantase la historia era más que del 100%. No me gusta la ambientación. la he enfocado de otra manera para no ser dura...
Ah! has visto el vídeo de La hora chanante en el que sale Gondry haciéndole el videoclip a Björk? .
El anuncio de Levi´s es una joya insuperable; la música es de Biosphere, grupazo electrónico. besos

Sesión discontinua dijo...

lapor: qué le vamos a hacer... y más si has sido del ramo. El punto friki que no te ha gustado quizá en otro momento te habría hecho gracia, igual que a mí podía no haberme gustado. La comedia es una cuestión de buen cine y de situación, el drama sólo requiere lo primero.

Y por cierto, envíame el enlace de la Hora Chanante...... tengo curiosidad.

Nos leemos!!!!!

Anónimo dijo...

Yo no la he visto. El motivo es que no me acabó de gustar la ciencia del sueño, aunque parece que esta tiene poco que ver. A lo mejor aún me animo a ir a verla, si dices que es divertida...
Respecto a que la comedia sea una cuestión de situación, estoy de acuerdo, pero matizaría: recuerdo que era muy jovencita, tenía un día de esos malos; entré en un cine, sola, y vi "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo..." de Woody Allen, la estrenaban por entonces. Y me alegró el día, cosa dificil tal como estaba por aquel entonces. Algunas comedias tienen ese poder por sí solas. Pero ciertamente son pocas.
Un saludo

Sesión discontinua dijo...

Babel: es curioso lo que cuentas, porque años después, el mismo Allen en "Hannah y sus hermanas" mostraba algo muy parecido. Olvidaba sus angustias y sus tendencias suicidas viendo una película de los hermanos Marx.... Para que luego digan que el cine no cambia a las personas.... Aparte del matiz, yo creo que estamos de acuerdo.

Por otro lado, creo que "La ciencia del sueño" es un mal precedente. Te aseguro que esta de ahora no tiene nada que ver. La incógnita es saber cómo te entrará el humor el día que vayas a verla (si vas).

Nos leemos!!!!!

Marchelo dijo...

Buenas tardes José A.,

no sé como he llegado hasta tu blog, pero me ha gustado mucho, si no te importa te linko en el mío, que también es de cine. Como verás está escrito en catalán, no creo que te suponga un problema siendo de Barcelona, pero si fuera el caso puedes fácilmente traducirlo con el traductor :)

En cuanto a Rebobine por favor, que también comenté en mi blog, me encantó, es un divertimento de lo más original, como no podría ser de otra manera viniendo del genio Gondry.

Seguiré con atención tus artículos, recibe un afectuoso saludo!!!

Laura Pintos dijo...

Veo que hemos coindidido plenamente!

Sesión discontinua dijo...

laura: me alegro de conocer a otra fan del cine de Gondry. Y por cierto, voy a enlazar tus dos originalísimos blogs. Nunca se sabe cuando se necesitará una información como la que ofreces en ellos....