jueves, 26 de febrero de 2009

Consagración de un género bastardo (Slumdog millionaire. ¿Quiere ser millonario?)

Gracias a la avalancha de Oscars que ha recibido esta película, el cine de Bollywood ha conseguido graduarse en Occidente como género y como estilo narrativo. No creo que --como sostiene alguno-- dentro de un lustro estemos importando y consumiendo directamente películas fabricadas en la India para un público hindú, más bien se trata de una moda que Hollywood, con gran visión comercial, ha sido capaz de adoptar y, con las debidas modificaciones y adaptaciones a nuestros gustos occidentales, aprender a imitar. Ya sucedió antes con el cine negro, el neorrealismo y la Nouvelle Vague, así que nos encontramos ante un nuevo caso de fagocitamiento utilitarista, una de las razones que han permitido al cine estadounidense mantenerse donde está desde hace casi un siglo.



Slumdog millionaire (2008) está basada en la novela Q & A (2005), el debut literario del abogado Vikas Swarup, en la que --usando como columna vertebral la participación de un joven camarero en el concurso televisivo «¿Quiere ser millonario?»-- se suceden una serie de situaciones que es mejor no detallar para no aguar la fiesta a nadie. Se trata de una increíble historia contada con increíble audacia y total ausencia de complejos, méritos indiscutibles de la adaptación cinematográfica y del buen hacer de su director --Danny Boyle-- el mismo que nos deslumbró con Trainspotting (1995).

Dicho esto, debo confesar que Slumdog millionaire es un filme que se merece los premios y buenas críticas que ha recibido por varias razones: la primera que tiene un guión que es una afinadísima maquinaria de relojería, una auténtica virguería narrativa, un endiablado rompecabezas, unos vibrantes fuegos artificiales. Está claro que en ocasiones resulta previsible (¡clavaste el desenlace Fuanmoda!), incluso, con la suficiente perspectiva, francamente exagerada e inverosímil, pero está tan bien montada que a mí me ha recordado --no por el tema, sino por el impecablemente retorcido tratamiento-- a los imposibles pero sólidos guiones de Tarantino. La segunda razón es un valor sin mérito añadido porque se impone por su realidad y extensión: el retrato de la miseria en la ciudad de Mumbai, con un tratamiento acelerado y directo muy parecido al de Ciudad de Dios (2002), eso y el hecho de que buena parte de las escenas estén protagonizadas por niños, lo cual potencia el dramatismo hasta límites insospechados; desagradable al máximo en ocasiones, desopilante en otras. El nulo valor de la vida humana, la crueldad, las infrahumanas condiciones de vida, el humor, la violencia, la ternura, todo aparece mezclado y yuxtapuesto, sin ofrecer un tratamiento narrativo diferenciado de cada uno para enfatizarlo mejor. Todo está ahí, y funciona igual que el skyline de Nueva York: si ruedas allí no hay que hacer nada para que se convierta en parte del filme; está ahí te guste o no, sólo hay que poner la cámara delante para que provoque un efecto con su presencia. En este sentido, hay determinadas escenas que son una inmersión brutal en una realidad que nos puede parecer exagerada o ajena por las implicaciones tan salvajes que sugiere la supervivencia en Mumbai. Estoy convencido de que la primera parte de la película y su atrevido tratamiento son las que han cosechado la mayoría de los votos de los académicos estadounidenses, como en su día sucedió con el filme de Fernando Meirelles.

La tercera y definitiva razón de éxito y mérito es el bautismo de fuego que ha recibido el estilo Bollywood respecto al cine hecho en Occidente. Hace cincuenta años el público disfrutaba con películas que exhibían un sentimiento igual de idealista y acaramelado acerca del romance heterosexual; era la época dorada del cine de género que convirtió a los EE UU en una potencia cinematográfica entre 1917 y 1960. Pero en los años setenta ese modelo se derrumbó debido a las grietas que aparecieron en la década anterior: el mundo se hizo más complejo, los acontecimientos políticos y sociales expulsaron al público de la Arcadia de bienestar, seguridad y mojigatería en la que vivía instalado. Los finales tristes, trágicos, cínicos y/o ambiguos fueron ganando terreno, los personajes abandonaron su maniqueísmo funcional... Y el resultado fue un cine desencantado y posmoderno que se apoderó de los ochenta como si fuera un punto de vista superior, mejorado y definitivo. Sin embargo, a comienzos del siglo XXI, el cine que viene de India y otros países emergentes del sudeste asiático nos devuelve a ese pasado mítico y feliz; rodado bajo los efectos del principio de los géneros que Occidente abandonó hace tiempo, con un uso y abuso del drama que aquí ni en pleno esplendor nos atrevimos a explotar. Quizá ese retorno al pasado, la novedad, la necesidad de aferrarnos a modas, la nueva simplicidad del drama, el desencanto demasiado tiempo apalancado, todo eso junto, ha provocado que la receta --convenientemente rectificada para resultar agradable a nuestro paladar cinematográfico-- cuaje y nos fascine. No descartemos que Hollywood se atreva dentro de poco incluso con los petardos números musicales que caracterizan el cine fabricado en Mumbai, llenos de sugerentes acordes étnicos pero interpretados por irreprochables WASP del star-system estadounidense, como debe ser. Cosas más raras se han visto.

Slumdog millionaire es un ejemplo perfecto de cine cosmopolita actual, capaz de triunfar en las taquillas de todo el mundo porque refleja la inefable candidez de un planeta que contiene el aliento ante la banalidad de un suceso nimio, y todo porque le devuelve la posibilidad de un mito que únicamente se cumple en la ficción (televisiva en este caso). Eso y la esperanza de un improbable triunfo del amor. De aquí a unos años sólo destacaremos su perfección narrativa, el resto se habrá escurrido por el sumidero de la vigencia social y de las modas inexplicables.

lunes, 23 de febrero de 2009

¡Ya tenemos ganadores!

Mientras Penélope Cruz acapara titulares planetarios, a un nivel más doméstico, los dos ganadores de la quiniela de Sesión discontinua, todo un clásico que se consolida año tras año, pueden sentirse orgullosos de su intuición.

En esta edición los premios importantes estaban bastante cantados, por lo que el número de aciertos individuales ha sido elevado (casi todos en las mismas categorías), salvo una nada sorprendente excepción: mis votos, los cuales, para cumplir con la tradición, han ido a parar adonde no debían. Son los inconvenientes de apostar por una película que --igual que yo-- ha resultado ser la gran derrotada.

Aquí van los resultados y la clasificación:

Anónimo Pe (13): película, actriz, director, actor de reparto, actriz de reparto, película de animación, guión original, dirección artística, maquillaje, banda sonora, efectos especiales, cortometraje y documental.

Toni (13): película, actriz, actor de reparto, actriz de reparto, película de animación, guión adaptado, guión original, montaje, maquillaje, montaje de sonido, efectos especiales, cortometraje animado y cortometraje documental.

Juanma (12): actor, actriz, actriz de reparto, película de animación, película extranjera, dirección artística, fotografía, vestuario, maquillaje, banda sonora, canción original, cortometraje y cortometraje documental.

Eduard (11): actriz, director, actor de reparto, actriz de reparto, película de animación, guión adaptado, guión original, montaje, banda sonora, canción original y montaje de sonido.

Mesé (10): película, actriz, película de animación, película extranjera, guión adaptado, fotografía, maquillaje, banda sonora, montaje de sonido y cortometraje.

Babel (8): película, actor, director, actor de reparto, actriz de reparto, película de animación, documental y canción original.

Agus (7): actriz, actor de reparto, actriz de reparto, película de animación, guión adaptado, maquillaje y montaje de sonido.

Pepe (6): actriz, actor de reparto, película de animación, guión original, montaje de sonido y documental.

Y aquí todos los premiados (con asterisco).

Enhorabuena a todos los participantes y especialmente a Toni y Anónimo Pe como ganadores ex-aequo, empatados incluso en aciertos de los cuatro imposibles (dos cada uno) que podrían haber decantado la balanza.

lunes, 9 de febrero de 2009

¿Partida nueva o cambio de reglas en pleno partido?

El cine de Hollywood hace un nuevo intento de (a)salto hacia un cambio de formato en el consumo cinematográfico: las salas digitales, en este caso preparadas para la proyección tridimensional. El auge de la televisión --allá por los años cincuenta del siglo XX-- hizo creer a más de uno que el cine estaba a punto de desaparecer. Igual que entonces, los agoreros apocalípticos de turno profetizan que la piratería acabará --sesenta años después-- con las salas de cine, con el cine mismo incluso. Así que se trata de encontrar nuevos dispositivos y formas de distribución que impidan el disfrute doméstico de los filmes. El momento tecnológico es ideal para este cometido, por lo que el objetivo es, nuevamente, ponerle al espectador las gafas 3D, obligarle a salir de su zulo de ocio y a pagar una entrada más cara en taquilla. Porque claro, para justificar el aumento de precio tienen que montar una parafernalia acorde: mayor calidad de imagen y sonido, espectacularidad, comodidad...

Hay dos problemas en este tinglado: el primero que requiere digitalizar las salas existentes, algo por lo que no están los propietarios a pesar de que ya existe una tecnología preparada. Los actuales cines 3D no son suficientes para absorber la previsible oferta de títulos en este formato (especialmente los dibujos animados y el género con muchos efectos), así que hay que convencer a los exhibidores de que hagan las reformas, después suban el precio y finalmente obtengan mayores ingresos.

El segundo problema se plantea justo en ese instante: ¿todo el cine que se rueda en el mundo justifica su conversión de dos a tres dimensiones? ¿Acaso, a excepción de los dos géneros mencionados, tiene sentido que Woody Allen, las productoras independientes o las cinematografías emergentes rueden en 3D? ¿Todos los argumentos se ven potenciados con este formato? Pues mire usted, a todas estas cuestiones debo responder que no. Eso significa que habrá salas a las que les compense seguir en la bidimensionalidad, proyectando las películas de siempre, y dejar que los taquillazos se vayan a las nuevas y modernizadas salas.

El prometido cambio de formato, de negocio y de ingresos, una vez descontado el IVA, implica que un cierto tipo de cine-espectáculo (el que mayoritariamente rueda Hollywood) podrá consolidar su cambio a 3D, de modo que tenga sentido el cambio de reglas que imponen, así como las nuevas pautas de consumo. Junto a los dinosaurios, los conciertos de Hannah Montana o los documentales sobre tiburones ahora podremos elegir la esperada trilogía de Tintín (2011) de Steven Spielberg/Peter Jackson o los estrenos animados de Dreamworks y Disney, que son las que han apostado más fuerte por el nuevo sistema. Para todo lo demás, el cine de siempre en las salas de siempre hasta que ni eso compense, y entonces todo ese cine independiente, a contracorriente, de nuevos cineastas o hecho sin medios ni presupuesto, se estrenará directamente en los videoclubes; ni siquiera eso, en los canales digitales de pago. Cuando llegue ese momento la producción cinematográfica será como la editorial: unos pocos best sellers/taquillazos se venderán en todas partes, mientras que el resto de títulos estará disponible en las videotecas especializadas, al alcance de los pocos raros a los que no nos seduce únicamente la espectacularidad.

Me siento, por generación y convicciones, a punto de ser arrinconado en la reserva cinéfila.

lunes, 2 de febrero de 2009

Todos los nominados a los Oscar 2009

Ya tenemos aquí los Oscar, algo así como el Año Nuevo en el calendario del cinéfilo, el momento del balance para las empresas dedicadas a esto del séptimo arte y la oportunidad de expresar como espectador/a sus filias y fobias irrefrenables.

Mi apuesta aparece en azul; y tú ya sabes lo que debes hacer: copiar y pegar el texto en un comentario y dejar en cada categoría tu favorito. Y un consejo final (que seré en primero en aplicarme): no nos dejemos llevar por favoritismos o compensaciones histórico-sociológicas, seamos prácticos y (salvo las sorpresas de cada edición) previsibles. Y recuerda que hay mención especial para el acertante del pleno de los cuatro imposibles: cortometraje, cortometraje animado, documental y cortometraje documental.

Mejor película
Frost/Nixon
Mi nombre es Harvey Milk
Slumdog Millionaire*
El curioso caso de Benjamin Button
El lector

Mejor actor
Richard Jenkins por The Visitor
Frank Langella por Frost/Nixon
Sean Penn por Mi nombre es Harvey Milk*
Brad Pitt por El curioso caso de Benjamin Button
Mickey Rourke por The Wrestler

Mejor actriz
Anne Hathaway por La boda de Rachel
Angelina Jolie por El intercambio
Melissa Leo por Frozen River
Meryl Streep por La duda
Kate Winslet por El lector*

Mejor director
David Fincher por El curioso caso de Benjamin Button
Ron Howard por Frost/Nixon
Gus Van Sant por Mi nombre es Harvey Milk
Stephen Daldry por El lector
Danny Boyle por Slumdog Millionaire*

Mejor actor de reparto
Josh Brolin por Mi nombre es Harvey Milk
Robert Downey Jr. por Tropic Thunder
Philip Seymour Hoffman por La duda
Heath Ledger por El caballero oscuro*
Michael Shannon por Revolutionary Road

Mejor actriz de reparto
Amy Adams por La duda
Penélope Cruz por Vicky Cristina Barcelona*
Viola Davis por La duda
Taraji P. Henson por El curioso caso de Benjamin Button
Marisa Tomei por The Wrestler

Mejor película de animación
Bolt
Kung Fu Panda
Wall-E*

Mejor película extranjera
Baader Meinhof Complex (Alemania)
La clase (Francia)
Departures (Japón)*
Revanche (Austria)
Waltz with Bashir (Israel)

Mejor guión adaptado
El curioso caso de Benjamin Button
La duda
Frost/Nixon
El lector
Slumdog Millionaire*

Mejor guión original
Frozen River
Happy-Go-Lucky
In Bruges
Mi nombre es Harvey Milk*
Wall-E

Mejor dirección artística
El intercambio
El curioso caso de Benjamin Button*
El caballero oscuro
The Duchess
Revolutionary Road

Mejor fotografía
El intercambio
El curioso caso de Benjamin Button
El caballero oscuro
El lector
Slumdog Millionaire*

Mejor vestuario
Australia
El curioso caso de Benjamin Button
The Duchess*
Mi nombre es Harvey Milk
Revolutionary Road

Mejor montaje
El curioso caso de Benjamin Button
El caballero oscuro
Frost/Nixon
Mi nombre es Harvey Milk
Slumdog Millionaire*

Mejor maquillaje
El curioso caso de Benjamin Button*
El caballero oscuro
Hellboy II: The Golden Army

Mejor banda sonora
El curioso caso de Benjamin Button
Defiance
Mi nombre es Harvey Milk
Slumdog Millionaire*
Wall-E

Mejor canción original
"Down to Earth" de Wall-E
"Jai Ho" de Slumdog Millionaire*
"O Saya" de Slumdog Millionaire

Mejores efectos de sonido
El curioso caso de Benjamin Button
El caballero oscuro
Slumdog Millionaire*
Wall-E
The Wrestler

Mejor montaje de sonido
El caballero oscuro*
Iron Man
El curioso caso de Benjamin Button
Wall-E
The Wrestler

Mejores efectos especiales
El curioso caso de Benjamin Button*
El caballero oscuro
Iron Man

Mejor cortometraje animado
La Maison en petits cubes*
Lavatory - Lovestory
Oktapodi
Presto
This way up

Mejor cortometraje
Auf der strecke (On the Line)
Manon on the asphalt
New boy
The pig
Spilzeugland (Toyland)*

Mejor documental
The Betrayal (Nerakhoon)
Encounters at the Far End of the World
The Garden
Man on Wire*
Trouble the Water

Mejor cortometraje documental
The Conscience of Nhem En
The Final Inch
Smilk Pinki*
The Witness - From the Balcony of Room 306