viernes, 25 de marzo de 2016

Un tributo signo de los tiempos (Hitchcock/Truffaut)

En noviembre de 2014 pensé que podía dar por casi definitivamente cerrada la carpeta Truffaut, pero me equivocaba: este año se cumplen cincuenta de la publicación de la primera edición de la entrevista que François Truffaut le hizo a Alfred Hitchcock. Un exhaustivo repaso a la filmografía de este último que se prolongó durante 64 horas (divididas en ocho sesiones) y que acabó incluyendo secretos, trucos, teorías, propuestas y desparrames sobre el oficio de cineasta. Tan fructífero resultó para ambos que desde entonces mantuvieron una larga relación de amistad que incluyó el intercambio de cartas, de guiones, ideas, encuentros en festivales y visitas en rodajes. Aprovechaban para ponerse al día sobre sus filmografías, pero también para seguir reflexionando sobre el oficio. Truffaut fue ampliando su hitchbook durante años: las sucesivas ediciones del libro --un éxito desde el primer momento-- se alimentaron con dos encuentros más (el primero en 1972 en Cannes, y el segundo en Los Angeles en 1976, en el mismo estudio donde comenzaron a conversar hacía 14 años), convertidos en sendos epílogos que repasaban las películas más recientes del maestro. Hasta que en 1983 --un año antes de la muerte de Truffaut y tres desde la de Hitchcock-- apareció la edición definitiva, la que se ha convertido, por mérito y tesón de su autor, en un texto imprescindible con el que iniciarse en el extraño mundo de los libros de cine (esos que se empeñan en describir con palabras las imágenes en movimiento).

En 1962 Truffaut era un reputado crítico cinematográfico y un director debutante que con sus textos había comenzado a modificar --desde mediados de los cincuenta-- la forma en que el público percibía el cine de Hollywood: no eran simples películas de entretenimiento (que lo eran), sino que también revelaban los signos de una autoría, recurrencias temáticas, antes de estilo... Fue el primero en considerar a los directores de cine como artistas de pleno derecho, rodeados del mismo prestigio que un escritor o un músico; creadores en definitiva. En ese contexto, el cine de Hitchcock destacaba por su originalidad y su capacidad para provocar reacciones entre el público, pero también carente de sustancia; a nadie se le ocurría ver en sus argumentos dramas universales o experiencias personales. Truffaut logró iniciar un cambio en nuestro punto de vista, tanto entre expertos como en aficionados, de manera que todavía hoy se valora el cine clásico estadounidense (1917-1960) como una corriente estética en la historia del cine, y no como el resultado de un modo de producción industrial. Cuando Truffaut dio el salto a la dirección cinematográfica, su propio estilo --basado en la figura del director que filma sus propios guiones-- supuso la consolidación de una nueva manera de dirigir cine, una actividad artística y personal que, paradójicamente, acabaría eclipsando definitivamente el modelo de Hollywood que tanto admiraba.



Ahora han pasado cincuenta años y el tributo a estos dos pioneros no puede ser escrito sino en imágenes: Kent Jones (director del festival de Nueva York), con la colaboración de Serge Toubiana (estudioso de la obra de Truffaut), ha sintetizado en el documental Hitchcock/Truffaut (2015) las claves del cine de Hitchcock que la entrevista de Truffaut ayudó a desvelar, y de paso nos enseño a valorar: sus profundos conocimientos acerca de la psicología del espectador, los recursos técnicos y fotográficos que empleaba para conmoverle o sacudirle, sus constantes argumentales, sus teorías sobre la imagen... Y por supuesto los momentos cenitales de su filmografía, auténticos iconos de la civilización occidental: desde la película que más cerca estuvo de la perfección narrativa y formal --La ventana indiscreta (1954)--, su inadvertido testamento poético --Vértigo (1958)--, para culminar en esa obra fundamental sin la cual no se puede entender el cine posterior, Psicosis (1962). Jones, eso sí, pasa de puntillas por las obsesiones que le llevaron a cometer errores, excesos y a arruinar películas enteras; la cara oculta del genio no asoma en este luminoso homenaje del gremio con aportaciones de pesos pesados del estilo de Martin Scorsese, Wes Anderson, Richard Linklater, Paul Schrader, Peter Bogdanovich, David Fincher u Olivier Assayas. Quizá se echa de menos el testimonio de alguna directora --bien observado por Violeta Kovacsics, copresentadora del prestreno junto con Juan Antonio Bayona--, así como el de algunas jóvenes promesas que revelen los hilos rojos de la influencia de ambos maestros.

Otras cosas que no he encontrado en el documental (y que sí disfruté en el libro): la demoledora y definitiva crítica de Truffaut a los últimos filmes del británico (la admiración que sentía por él no empañó su capacidad de juicio), una argumentada crítica técnica y artística que no impidió que aun así surgieran sesudos pedantes que se empeñaran en demostrar su calidad a toda costa, convirtiendo esa labor casi en su seña de identidad, en una pose enrocada entre el malditismo y la incomprensión que revela más de quien la proclama que de las películas. Por otra parte, apenas se detiene en los momentos que revelan la influencia de Hitchcock en la filmografía del francés: un buen epílogo podría haber buceado en el uso que hace Truffaut de determinados recursos de estilo aprendidos del maestro del suspense en su última película, Vivamente el domingo (1983).

A mí me sucedió lo mismo que a David Fincher: me harté de ver el lomo de ese libro en la biblioteca de mi padre y acabé leyéndolo porque me empezaba a interesar el cine, y mi padre no tenía muchos libros sobre este tema (aunque le gustaban mucho las películas de Hitchcock). Lo leí de un tirón (al ser una conversación el estilo es mucho más ameno que si se tratara de un ensayo), y además aprendí muchas claves (entonces me parecieron secretos) sobre la trastienda del cine: la preparación del guión y sus múltiples versiones, los retos durante el rodaje, los cambios (forzados o no) en la mesa de montaje... A partir de entonces ya nunca he podido ver una película sin plantearme todas esas cuestiones. Ahí terminó para mí esa primera etapa de acercamiento al cine, marcada por el principio del placer y el entretenimiento, y comenzó la segunda (y probablemente la última), caracterizada por la comparación, el análisis y el disfrute argumentado. Cuando se pierde esa inocencia el cine deja de ser algo instintivo y sensual para convertirse en algo más racional, una experiencia probablemente ligada a nuestro propio proceso de maduración como personas.

No sé si el documental hará que los estudiantes de cine y/o las generaciones de jóvenes espectadores que desean traspasar la barrera del principio del placer y del entretenimiento acaben por leer el libro. Eso sería lo ideal, pero me conformo con que esta apropiada síntesis de la obra de Hitchcock en versión Jones/Toubiana sirva para que empiecen a ver películas disfrutando y analizando a la vez. El síntoma inequívoco de que un proceso irreversible ha empezado a tener lugar...



martes, 8 de marzo de 2016

El horror intuido y desenfocado (El hijo de Saúl)

El debut en el largometraje de László Nemes --cineasta húngaro criado en Francia y que regresó a su país para comenzar una carrera cinematográfica-- no puede ser más esperanzador: una película que acumula premios allá donde se proyecta (Cannes, San Sebastián y un Oscar al mejor filme de habla no inglesa) a pesar de su tratamiento tan duro y directo de un momento tan histórico como desolador, tan desmenuzado por crónicas, análisis y ensayos como mitificado (incluso estetizado) por textos igual de pretenciosos. Todo lo que se diga de la crudeza --tan necesaria como coherente-- de El hijo de Saúl (2015) es cierto y, a la vez, se queda corto.

La tecnología audiovisual está propiciando una nueva edad de plata para el cine en primera persona (donde el punto de vista de la cámara está anclado a la visión de un personaje, generalmente el narrador/protagonista), rebasando constantemente límites sensoriales en una experiencia todavía bidimensional en su mayor parte, y el estreno de Hardcore Henry (2105) promete convertirse en un nuevo hito en este proceso. No del todo en el otro extremo, El hijo de Saúl posee una impecable lógica formal y narrativa absolutamente coherente con la historia, de manera que también se la puede considerar un hito en esta evolución del cine focalizado/anclado. Puede que no tan vistosa pero si igual de vibrante.



La película se apunta a la moda de focalizar la narración en un único personaje (quizá el equivalente cinematográfico a esa otra moda literaria que consiste en autobiografiar los relatos) y que es casi un signo de nuestros tiempos, el rasgo de estilo que cada vez caracteriza mejor el cine contemporáneo. Sin embargo, prefiere no anclar la visión del narrador a la cámara, sino que se conforma con seguirle en un plano corto a todas partes y, aprovechando la sensación de realismo que aporta el viejo recurso del plano secuencia, consigue que lo que queda en un segundo plano apenas enfocado adquiera una tremenda relevancia. El resultado es incomodante, devastador, y suscita un efecto mucho mayor que si las imágenes fueran directas: el espectador sabe perfectamente de qué se trata y espera en vano que un plano independiente y sostenido le permita corroborarlo, pero la narración niega ese plano por sistema (adoro ese tipo de normas de estilo), remachando esa sensación de desasosiego que no nos abandonará durante toda la película.

Tras dos largos planos introductorios (el protagonista forma parte de un sonderkommando, los equipos de prisioneros judíos encargados de la logística directa del exterminio en los campos de concentración nazis durante los cuatro meses que precedían a su ejecución) queda establecido el momento y el lugar, y no quedan dudas de lo que vendrá a continuación. La cámara no se recrea en ello, pero deja entrever el horror en segundo plano desenfocado (un recurso al servicio del argumento, en las antípodas del uso esteticista e insustancial que le da Lanthimos). Es el mismo horror del que Shoah (1985) sólo pudo rastrear testimonios parciales, indicios y restos materiales; el mismo que La zona gris (2001) reconstruyó desde la ficción convencional aunque contundente; el mismo que El hijo de Saúl aprovecha para manipular junto con la ambigüedad de la mirada del espectador, que no sabe si conformarse con lo poco que le dejan ver o mirar de frente algo que su mente anhela y rechaza a la vez. Y lo espera no solo por un morbo instintivo, sino porque el cine occidental nos lo regala desde hace un siglo sin hacer siquiera el esfuerzo de pedirlo, situándonos siempre en el mejor punto de vista posible, otorgándonos acceso sin trabas al centro de la acción y de la crueldad. El debutante Nemes, en cambio, ha comprendido que invertir los términos de esa ecuación es la forma más eficaz de sacudir nuestras conciencias, anestesiadas a estas alturas por toneladas de violencia espectacular (aunque sea reconstruida en larguísimos planos continuos digitalmente retocados que ocultan con habilidad toda clase de manipulaciones).

A Nemes le basta con ser fiel a esta norma para conseguir una historia que engancha desde el primer minuto, eclipsando incluso posibles debilidades del guión. El mundo mostrado en segundo plano es suficiente para comprender que en aquel lugar el reto cotidiano de la supervivencia se ponía en juego a cada hora, ya fuera por azar, heroísmo, picaresca o repugnante egoísmo. Y así hasta llegar a la escena final, donde un nuevo y original hallazgo formal logra transmitir, a pesar de todo, algo de esperanza en la humanidad.

Soy consciente de que el argumento y la anécdota no convierten a la película en la favorita del público (sobre todo el más joven); es más, ni siquiera creo que una parte de esa audiencia joven sepa exactamente qué realidad asoma en segundo plano. Aun así, estoy convencido de que estamos obligados a arrojarles de cabeza en este filme, quebrar el velo de la ignorancia, el ninguneo y/o la autocomplacencia que atenaza su visión de un pasado que creen que no les afecta y que, como poco, consideran ajeno. Por su parte, a los adultos que creen que ya han agotado su cuota de películas nuevas y militantes, y también a los que llevaron a sus hijos al cine cuando eran pequeños, les obligaría a acompañarles durante el visionado, y a hacer labor de apoyo narrativo, la misma que abandonaron y dieron por cumplida en cuanto sus hijos salieron del territorio del cine infantil.



miércoles, 2 de marzo de 2016

Oscar 2016: todos los resultados de la quiniela

Ha sido esta de 2016 una edición rara en cuanto a ganadores, pero por lo menos se ha producido una situación que me ha gustado: que por fin se rompa ese binomio que obligaba a que el premio a la mejor película y al mejor director tuvieran que ir a parar a la misma película. ¿Por qué? ¿Y por qué si no logran además el de guión o el de actor/actriz ya no es una auténtica triunfadora? De hecho, Mad Max: furia en la carretera ha sido la triunfadora de la noche por número de estatuillas sin haber obtenido ninguno de los galardones "artísticos". ¿Hay que arrinconarla sin más por eso? La cosa es que Di Caprio ya tiene su trofeo, Nick Hornby se va de vacío a casa, Morricone ha ganado la partida a Williams y aquí están todos los resultados de la quiniela de los Oscar de Sesión discontinua:

Nombre/AliasAciertos
Ivan PM18
Roberto Hernández Plaza16
vjsp9015
Agus13
Pepe Gotera10
Mesé8
Anónimo con gafas8
Montse8
Pepe7
JuanAthleticSigurRos6
Beplans6
Maria5

Y aquí el detalle de las categorías acertadas:

Agus: película, director, actriz, actor de reparto, película animada, película de habla no inglesa, diseño de producción, fotografía, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, banda sonora, documental.
Anónimo con gafas: película, director, actriz, actor de reparto, película animada, guión adaptado, canción, corto animado.
Beplans: director, película animada, guión original, guión adaptado, maquillaje y peluquería, banda sonora.
Ivan PM: película, director, actriz, actor de reparto, película animada, guión original, guión adaptado, película de habla no inglesa, diseño de producción, fotografía, vestuario, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, mezcla de sonido, banda sonora, canción, documental.
JuanAthleticSigurRos: película, película animada, película de habla no inglesa, fotografía, maquillaje y peluquería, banda sonora.
Maria: director, actor de reparto, película animada, película de habla no inglesa, corto animado.
Mesé: película, director, película animada, película de habla no inglesa, fotografía, maquillaje y peluquería, banda sonora, canción.
Montse: director, actriz, película animada, película de habla no inglesa, fotografía, maquillaje y peluquería, banda sonora, canción.
Pepe Gotera: película, director, película animada, película de habla no inglesa, diseño de producción, fotografía, montaje, Mejores efectos visuales, maquillaje y peluquería, canción.
Pepe: guión adaptado, película de habla no inglesa, diseño de producción, maquillaje y peluquería, edición de sonido, mezcla de sonido, banda sonora.
Roberto Hernández Plaza: película, director, actriz, actriz de reparto, película animada, guión original, guión adaptado, película de habla no inglesa, diseño de producción, fotografía, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, mezcla de sonido, banda sonora, documental.
vjsp90: película, director, actriz, actriz de reparto, película animada, guión original, guión adaptado, película de habla no inglesa, diseño de producción, fotografía, vestuario, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, banda sonora.

Esta vez, el que esto escribe ha estado especialmente despistado en todas las categorías principales, demostrando una vez más su nulo olfato para este tipo de predicciones (todos los participante menos él acertaron el premio a la mejor película de animación. Demoledoramente revelador). Otras curiosidades: nadie ha acertado en las categorías de cortometraje y cortometraje documental, sólo ha habido un acertante en los efectos visuales y, en línea con la sorpresa generalizada, sólo dos dieron con el título del premio al mejor filme.

Un año más, gracias por vuestra participación e interés, felicidades al ganador y seguid visitando este blog hasta que llegue la próxima quiniela. ¡¡Nos leemos!!