jueves, 28 de febrero de 2019

Reivindicación de la perdedora (¿Podrás perdonarme algún día?)

La casualidad ha hecho que la película que vi justo antes de ¿Podrás perdonarme algún día? (2018) fuera Sobran las palabras (2013), escrita y dirigida por Nicole Holofcener, que es quien firma el guión de esta que ahora me ocupa, y por la cual ha optado al Oscar al mejor guión adaptado. Pienso que se lo merecía más que la que finalmente ganó --Infiltrado en el KKKlan (2018)-- que lo arriesga todo al atractivo o a la vis cómica de los protagonistas, pero no deja apenas nada para el desarrollo de la trama y escenas clave. En cambio Holofcener se lo curra bastante más en ambos aspectos: dos personajes casi únicos (increíbles Melissa McCarthy y Richard E. Grant, ambos nominados y sin premio; en la de 2013 Julia Louis-Dreyfus y James Galdolfini en lo mejor de sus respectivas carreras) llenan casi todo el filme, involucrados a su pesar en una trama pautada con hitos dramáticos bien marcados, ritmo y un final agridulce, digno de perdedores que creen no haber perdido su dignidad en un descenso a los infiernos que no acaban de tomar por algo real. Como debe ser.

En ambos títulos he encontrado la misma definición coherente y cercana de personajes principales, el mismo desarrollo natural de las situaciones (sin abandonar lo cotidiano), la misma manera de contar historias desde un punto de vista que hagan que parezcan únicas o nuevas, cuando no lo son. Holofcener cruza las vidas de dos seres humanos y las inserta en un trozo de vida inventado, casual y probable; y aunque el resto es ficción cinematográfica y sigue unas reglas, están debidamente disimuladas. A pesar de tratarse de una historia original y de una adaptación literaria se nota la misma mano sensible y delicada, descarnada y práctica, divertida y triste.



¿Podrás perdonarme algún día? narra la historia de un fraude literario, razón por la cual espectador está más predispuesto a ser indulgente, incluso a no reconocer ningún delito, porque todo lo llena la sincera admiración de la protagonista hacia los autores y autoras que imita. Lee Israel es una biógrafa de éxito que de pronto se da cuenta de que sus libros, los personajes que escoge para trasponer sus vidas en negro sobre blanco, ya no interesan al público. Y aunque es una buena escritora no se atreve incorporar su voz a su escritura, a hablar en primera persona, a compartir sus propias ficciones. A partir de ese instante, la desesperación le lleva a inventarse momentos desconocidos de la vida de personas famosas...

La película exhibe con orgullo un equipo creativo y técnico compuesto en su mayoría por mujeres, y aunque es el segundo largometraje de su directora --Marielle Heller, que debutó con la polémica y rompedora The diary of a teenage girl (2015)-- demuestra un estilo y una intensidad maduras (en femenino a pesar de la discordancia de género en los sustantivos), un ritmo que elude los tiempos muertos y las tramas secundarias innecesarias. Al fin y al cabo, ¿Podrás perdonarme algún día? es el testimonio de una perdedora que, gracias al libro con el que confesó y quiso expiar su falta, el mismo que la rescató de las sombras y que ahora adapta la película, se reivindica como ser humano imperfecto. Un filme absolutamente recomendable.



martes, 26 de febrero de 2019

Oscar 2019: todos los resultados de la quiniela

Sorpresa relativa el triunfo de Green book en los Oscar 2019, ya que buena parte de audiencia y crítica esperaban la consagración de Roma en las principales categorías: dirección, fotografía y película extranjera no dan para ser considerada la ganadora del año. En cambio Bohemian Raphsody, a pesar de no ser un filme redondo, de sus problemas de producción o de no de arrasar entre la crítica (aunque sí entre el público) logra esa consideración por el número de premios obtenidos (actor, montaje y los dos dedicados al sonido, claro). Destacar también la visibilidad femenina (15 premiadas) y de otras minorías (7 afroamericanos), en un intento de demostrar que una industria tan testosterónica se abre por fin a la diversidad realmente existente. Por último, señalar que ¿Podrás perdonarme algún día? no se llevó ninguno de los premios a que optaba (actriz, actor secundario y guión adaptado), cuando me parece el título más sólido de todos los aspirantes de este año que he visto hasta ahora.

En cuanto a los resultados de la quiniela hay que felicitar a Armadillo por sus 18 aciertos (que además se ha quedado a uno de lograr los cuatro imposibles, un reto aún inédito), y que le convierten en ganador de esta edición; y también felicidades a Pau Carné (13 aciertos), vencedor de la clasificación familiar en su segunda participación. Y por último ánimos para mi hija, que no acaba de entrar en este reto ni remontar posiciones. ¡Ya vendrán días mejores!

A continuación, la clasificación definitiva y el detalle de aciertos por participante:

Armadillo 18
Mar17
Víctor Julio Sánchez16
Andrés C16
Jorge14
Anónimo14
Pau Carné 13
Amaya13
Juan miguel13
roberpeich13
Ivan13
Lauragb12
Lola Mateo11
AGUS10
Marina10
Artin6109
Montse9
Mesé 9
Noelia8
Gustau Gallardo8
Mireia8
BePe8
Rogelio VP Rogers7
Pepe7
Juanma7
Inmaculada6
Ccc3
Tu hija3

AGUS: director, actor, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, montaje, maquillaje y peluquería, canción, cortometraje, corto animado.
Amaya: director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión original, película animada, fotografía, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, canción, corto documental, corto animado.
Andrés C: Película, director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión adaptado, guión original, película extranjera, película animada, diseño de producción, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, banda sonora, canción, corto documental.
Anonimo: director, actor, película extranjera, película animada, fotografía, vestuario, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, edición de sonido, banda sonora, canción, corto documental, corto animado.
Armadillo: Película, director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión adaptado, guión original, película extranjera, película animada, fotografía, diseño de producción, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, edición de sonido, canción, documental, cortometraje, corto animado.
Artin610: Película, guión adaptado, película extranjera, fotografía, diseño de producción, montaje, maquillaje y peluquería, banda sonora, canción.
BePe: actor de reparto, guión adaptado, fotografía, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, canción, documental, cortometraje.
Ccc: guión adaptado, película extranjera, fotografía.
Gustau Gallardo: director, actriz de reparto, actor de reparto, efectos visuales, maquillaje y peluquería, edición de sonido, canción, documental.
Inmaculada: actor, diseño de producción, montaje, edición de sonido, edición de sonido, canción.
Ivan: director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, película extranjera, película animada, fotografía, efectos visuales, maquillaje y peluquería, edición de sonido, canción, documental, corto animado.
Jorge: director, actor, actor de reparto, guión adaptado, guión original, película extranjera, película animada, fotografía, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, banda sonora, canción, corto animado.
Juan miguel: director, actor, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, diseño de producción, maquillaje y peluquería, banda sonora, canción, documental, corto animado.
Juanma: director, actor, fotografía, montaje, edición de sonido, edición de sonido, canción.
Lauragb: director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, película extranjera, película animada, fotografía, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, canción, documental.
Lola Mateo: director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, edición de sonido, edición de sonido, canción.
Mar: director, actriz, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, montaje, efectos visuales, maquillaje y peluquería, edición de sonido, edición de sonido, canción, corto documental, cortometraje, corto animado.
Marina: director, actor, actor de reparto, película extranjera, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, edición de sonido, canción, cortometraje, corto animado.
Mesé: director, actriz, actor, actor de reparto, fotografía, montaje, edición de sonido, canción, corto animado.
Mireia: director, actriz de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, maquillaje y peluquería, canción, corto animado.
Montse: Película, actriz, actor, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, canción, corto documental.
Noelia: actor, película animada, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, edición de sonido, banda sonora, documental.
Pau Carné: , actor, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, diseño de producción, vestuario, montaje, maquillaje y peluquería, edición de sonido, mezcla de sonido, banda sonora, cortometraje, corto animado.
Pepe: director, actriz, actor, actor de reparto, fotografía, montaje, canción.
roberpeich: director, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, maquillaje y peluquería, edición de sonido, canción, documental, corto animado.
Rogelio V P Rogers: director, película extranjera, película animada, fotografía, diseño de producción, montaje, canción.
Tu hija: película extranjera, fotografía, montaje.
Víctor Julio Sánchez: Película, director, actriz, actor, actriz de reparto, actor de reparto, guión adaptado, película extranjera, película animada, fotografía, diseño de producción, maquillaje y peluquería, banda sonora, canción, documental, corto animado.

Felicidades Armadillo por tu buen resultado, ánimos para el año que viene a quienes han quedado en los puestos de cabeza o han mejorado respecto a ediciones anteriores. No puedo terminar sin mencionar el mal resultado familiar: excepto 2 miembros, el resto por debajo de 10 aciertos (se nos daba mejor antes); y por supuesto gracias a todos por participar. ¡Nos retamos para la edición 2020 y nos leemos durante todo el año aquí, en Sesión discontinua!.



domingo, 17 de febrero de 2019

Falsa vuelta de tuerca a los géneros (Border)

Ali Abbasi opina que ya hemos recorrido suficiente camino en esto del territorio del cine y que los géneros cinematográficos pueden ser utilizados exactamente para lo contrario de lo que acabaron sirviendo: no ser convencional, renunciar a los códigos normales del drama narrativo, hablar de política de un modo más sutil y encubierto... No lo comparto, porque precisamente un género es un conjunto de convenciones (recursos, temas, personajes) que dejan en segundo plano ciertos recursos de estilo más personales. En lo que sí estoy de acuerdo es en ciertos efectos colaterales que los géneros como narración pueden estar provocando en las audiencias: que bajen la guardia y se relajen pensando que todas las cartas están a la vista. Esa distensión del público ante un formato conocido la utilizan algunos cineastas colar otros discursos de un modo más sutil y encubierto, los cuales no serían tan bien recibidos con un estilo menos convencional. ¿Es posible que estos géneros modificados genéticamente se hayan convertido en un equivalente a ciertos relatos indie? ¿Tan prevenidos estamos ante el cine directo, personal e incómodo? ¿Hemos logrado darle la vuelta al calcetín genérico en estos últimos diez años?



Border (2018) --basada en un relato breve de John Ajvide Lindqvist-- presenta una trama basada en los mismos elementos que la vampírica Déjame entrar (2008), con un guión del propio Lindqvist adaptando su novela: realidades paralelas, seres marginados que desconocen su verdadera naturaleza (y el filme sirve para narrar precisamente su toma de conciencia), elementos fantásticos y algunos toques de terror menor. En Border este esquema se aviene mucho mejor a una sublectura política que la que proponía Shelley (2016), el debut de Abbasi en el largometraje de ficción, y aquí es donde comparto plenamente ese uso imprevisto de los géneros para colar discursos sobre realidades contemporáneas. Para todo lo demás, no veo ningún mérito adicional en Border: al no marcar en exceso los momentos clave todo lo preside una lentitud expositiva en la que no es nada difícil anticiparse; mientras que la trama policíaca, tangencialmente relacionada con la principal, está muy poco explotada. Y si a eso sumamos unos protagonistas que no contribuyen demasiado a la empatía (tan sólo a la repulsa, y ahí es donde entra la lectura política, en la aceptación del extraño, del recién llegado) pues la experiencia resultante no es demasiado alentadora. No puede ser que las buenas críticas que ha recibido el filme se centren exclusivamente en ese uso inteligente de los géneros como subtexto, en la casi obvia metáfora política que se desprende de esta fábula sobre seres con una naturaleza física diferente, y que nadie mencione que los elementos del relato directamente conectados con el género que lo sostiene están francamente desaprovechados.

En definitiva, un filme que no atrapa ni conmueve, que exige al público altas dosis de predisposición, lo que supone un riesgo, ya que a la mínima decepción se pierde interés. Visto lo visto, el filme de Abbasi ha dejado de ser mi favorito al Oscar a la mejor película extranjera; le sustituye la alemana La sombra del pasado (2018) --no se estrena en España hasta abril-- en detrimento de los dramas de éxito automático --gracias a sendos argumentos sobre desamparo infantil-- de la japonesa Un asunto de familia (2018) y la libanesa Cafarnaúm (2018), que creo que es la que finalmente se llevará el gato al agua. Si el principal valor de la película de Abbasi es la metáfora política que anexa, quiere decir que el uso del género cinematográfico como distracción funciona; pero es necesario apostar también por los contenidos que sostienen el relato principal. No puede ser que una lectura secundaria convierta toda la película en una obra maestra.


martes, 12 de febrero de 2019

Alegato diluido (quizá) involuntariamente (Infiltrado en el KKKlan)

La década de los ochenta finalizó de forma abrupta en 1989: no sólo por la caída del muro, también gracias a Spike Lee --con su excelente Haz lo que debas (1989)--, que sentó las bases fílmicas de un discurso directo y altamente crítico acerca de la realidad de los negros en EE UU. Por fin una película de distribución planetaria que ponía en primer plano unos personajes que, hasta entonces, apenas habían asomado a la pantalla como secundarios en el cine de Hollywood; y también unos diálogos que eran alegatos evidentes y sinceros en contra de la desigualdad --legal y real-- y de la intolerable distorsión de un poder ejercido desde un marco mental blanco y anglosajón. A pesar de una denuncia tan verdadera como contundente (o quizá precisamente por eso), Lee aún no pertenece a la élite de su gremio, permanece en una antesala perpetua en la que sus filmes son nominados como signo inequívoco de valoración artística, pero todavía no un premio individual, el que verdaderamente le consagraría. Mientras tanto, Lee acumula en su filmografía contenidos de alto voltaje que a pocos dejan indiferentes, y en cada nuevo título, confirma la existencia de un estilo característico que el público acepta y valora: un punto de vista ácido y crítico que abarca a blancos y a negros. Por encima de la desigualdad, del racismo y de la violencia planea el humor paródico de Lee, una variante inteligente del negrata cachondo, el clásico personaje secundario que cuajó en el cine ochentero y todavía se resiste a desaparecer en según qué géneros y gracias a más de un actor/actriz de marcada vis cómica.

Sin embargo, con Infiltrado en el KKKlan (2018) esta característica de estilo podría haberse convertido en una carga: el objetivo general del filme sigue siendo el mismo que el de buena parte de su filmografía anterior (el contrarrelato en clave negra de momentos clave en la historia de EEUU), pero los momentos humorísticos se adueñan y diluyen la carga crítica que propone el argumento. Si Lee hubiera eliminado esos momentos no nos habría parecido auténticamente suyo (tan habituados estamos a que la diversión oxigene o haga de contrapeso a instantes duros y violentos). Eso y un guión que no acaba de definir con verismo a ninguno de sus protagonistas ni a presentar los diferentes momentos definitorios con la suficiente contundencia (siempre esperamos, y casi nunca nos equivocamos, el comentario gracioso, la reacción ridícula marca de la casa que arruina el conjunto).



Esta vez la historia se centra en el movimiento universitario negro de principios de los años setenta, en sus justas reivindicaciones por la igualdad real y sus debates sobre la necesidad de cambiar El Sistema, de lograr una liberación más allá de de la jurisprudencia y la legislación: un auténtico Black Power ejercido exclusivamente por negros, un Nuevo Sistema que no incorpore los flagrantes errores cometidos por los blancos. En cambio, el esquema dramático que lo sostiene es bastante convencional: protagonista dividido entre su lealtad profesional y sus sentimientos amorosos. Una serie de discursos y situaciones no demasiado bien hilvanada nos conducen a un clímax que anticipamos perfectamente gracias al mismo montaje alternado al que nos acostumbró Coppola, y en el que --por desgracia-- lo grotesco se impone a lo indignante.

Un epílogo a base de imágenes reconstruidas de sucesos reales --¿qué diferencia hay entre esto y las fake news?-- trata de conectar la rocambolesca historia que acabamos de presenciar con una lucha que no ha terminado, con la necesidad de posicionarse y resistir ante una amenaza de involución ideológica. Parece que la elección es admisible porque cuando se recurre a fechas y lugares concretos se elimina la posibilidad de autoparodia. No me queda claro que Spike Lee sea consciente de la fuerza de este recurso, ya que todo el metraje anterior está atrapado en esa contradicción que su propio estilo cinematográfico ha contribuido a propiciar. ¿Culpa suya o nuestra?