Ya sabemos a estas alturas que Cars (2006) es el resultado del año sabático que pasó Lasseter viajando en autocaravana con su familia por todo EE UU (al fin y al cabo se lo pudo permitir mientras no le aseguraban que iba a ser el nuevo responsable de animación de los estudios Disney). Digo esto porque la película es un proyecto de cuatro años y por tanto la película no puede ser considerada el fruto del nuevo conglomerado que forman ahora Disney y Pixar; y por lo tanto tampoco sirve para ver por dónde van a ir los tiros en el género de animación infantil de la productora de referencia para el planeta.
Lo que sí se puede afirmar sin duda es que Lasseter ha hecho la película que le apetecía hacer, en completa libertad creadora: una historia que se desarrolla en un mundo de coches-personas que demuestra lo bueno que es tener amigos y lo malo que puede resultar ir de sobrado por la vida. No son en absoluto enseñanzas desdeñables, pero desde luego están ya un tanto vistas y resultan algo simples. Dados los niveles de sutileza alcanzados en Buscando a Nemo (2003) y Los increíbles (2004) ésta desde luego se queda corta. El lado oscuro de esa libertad creadora es el exceso de metraje, la lentitud con que avanza una historia que se sabe cómo se desarrollará desde el minuto diez. Estaba claro que algunas escenas se podían haber eliminado, otras aligerado y en general acelerado la narración, que la historia no se hubiera resentido para nada; pero claro, Lasseter dispone de tiempo y dinero para hacer exactamente lo que quiere. Lo que sí se agradece sin duda son esos detallitos marca de la casa, como las mosquitas en forma de coche, o los encantadores tractores tontorrones, o el emotivo desmayito de Luigi y Guido en su tienda de neumáticos al ver aparecer a Schumacher-coche (mi hermana menor lo llama a eso un "chaaann").
En resumen: Lasseter y Pixar mantienen el nivel (no todo pueden ser obras maestras desde luego), pero todavía seguimos con la incógnita de cómo será la película de salga de esta nueva "disneyrizada" Pixar. Los increíbles espera sucesora, y los fans de Steve Jobs y sus aventuras aguantamos la respiración (demasiado tiempo ya).
1 comentario:
Supongo que lo vanguardista hubiera sido que los coches montaran a los conductores; las piernas serían las ruedas, los pulmones serían los cilindros y sus pistones, el agua para beber la gasolina y la comida el aceite del motor.
Pero claro; si alguna de las personas-automóviles fuera una mujer o un negro, ya tendríamos el Cristo montado.
¿Conclusión?
la solución adoptada. Sin problemas.
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