
La única posibilidad de encarar esta vergüenza es asumir personalmente la tarea de reconstruir la parte oculta, manipulada, olvidada y/o negada de la historia, casi siempre a costa de quedar desbordado o salir modificado de semejante experiencia. La condición de víctima, represaliado o de descendiente de uno de ellos es la fuerza que suele alimentar estos empeños, mientras que la recompensa consiste simplemente en tener la oportunidad de airear un pequeño fragmento de las cloacas de la historia occidental. En el cine estamos habituados a los testimonios cinematográficos --los de veteranos de Vietnam son prácticamente un género--, pero un documental de animación sobre un excombatiente israelí en la guerra del Líbano de comienzos de los ochenta es una rara novedad. Rara porque Israel no ha variado un milímetro su política de hechos consumados y de guerra preventiva, así que el mea culpa entonado por su protagonista queda parcialmente deslegitimado. Otra cosa es que, a un nivel estrictamente personal, el filme sirva como terapia a su director --Ari Folman-- que se esfuerza por reconstruir unos hechos que su mente ha borrado por puro instinto de supervivencia y su país sepultado bajo toneladas de negacionismo informativo. Probablemente sea esa desafortunada coincidencia la que ha impedido a Vals con Bashir (2008) alzarse con el Oscar a la mejor película extranjera 2009.
No es justo despreciar Vals con Bashir por ser un filme israelí, producido desde el lado imperialista del conflicto, ni tampoco minimizar la fuerza de su crítica; es necesario valorar la sinceridad de Ari Folman al tratar de recuperar su memoria, aunque sea a costa de dinamitar todo el argumentario que sostiene la política exterior de su país o de revelar al mundo las miserias de sus sacrosantos dirigentes (Ariel Sharon). Vals con Bashir es una digna y merecida terapia para quien fue testigo de uno más de los vergonzantes episodios silenciados por la diplomacia occidental, la matanza de palestinos en los campos de refugiados de Sabra y Chatila por parte de falangistas cristianos libaneses que vengaban el asesinato de su recién nombrado presidente Bashir Gemayel, ante la inhibición colaboracionista de las tropas israelíes. El problema es que el filme llega en un momento inoportuno, cuando Israel acaba de volver a devastar Gaza y la comunidad internacional --a renglón seguido-- se pone de acuerdo para pagar los destrozos y enterrar a las víctimas sin exigir cambio alguno en las respectivas políticas de Israel y Palestina. A pesar de todo, la importancia del testimonio de Ari Folman no resta méritos al resultado final. Al que piense que exagero o que soy el típico progre trasnochado que me alineo con el más débil porque le conviene a mi desfasado sentido de la reivindicación, le recomiendo el documental Checkpoint (2003) del israelí Yoav Shamir, una muestra perfecta de cómo se aplica el abuso de poder en el día a día de los territorios ocupados, ejercido por unos garrulos armados que dicen actuar en nombre de la paz y la seguridad.
Termino con dos detalles puramente cinematográficos. El primero la elección del género animado, argumentada perfectamente por uno de los testimonios de la película: en ocasiones, ante un horror inabarcable, anteponemos una especie de pantalla que nos permita contemplar la devastación a nuestro alrededor como si fuera una ficción, un viaje, una foto. Para los periodistas es su cámara y su cuaderno de notas, en el caso de Ari Folman es la animación sobre imágenes reales. El segundo es consecuencia del anterior: a pesar de tanta precaución, al final no puede evitar que la realidad acapare la pantalla en el último minuto de película; unas imágenes de la tragedia que tienen la misma función que el epílogo de La lista de Schindler (1993) de Spielberg (en el que los auténticos protagonistas de la historia desfilan ante la cámara para que conozcamos sus verdaderos rostros), demostrar que tras una ficción o una animación existe una verdad incómoda que es necesario afrontar. Como espectadores, aparte de avergonzarnos de quienes manejan la política mundial, únicamente nos queda sobreponernos a sus nefastas consecuencias y actuar localmente.
7 comentarios:
Excelente comentario, Jose Angel. Me has dejado impresionada, seguramente de lo mejor que he leído sobre esta película, su sentido y su repercusión.
Chapeau! (y sabes que no soy de las que entra a comentar por dar sólo la palmadita, lo digo con total sinceridad). Saludos!
babel: gracias por tu comentario, me alegra saber que mi texto provoca reacciones. Esperaba que el cabreo que tenía mientras lo escribí se notara y veo que algo sí ha quedado. Gracias.
Nos leemos!!!!
Totalmente de acuerdo contigo José Angel. Magnífico post sobre este asunto que también yo traté como ciudadano y, en el Canal de poesía de A.T., como poeta.(ver vídeo ¡Jerusalem, Jerusalem!) Un abrazo
Uff...tremendo post José Angel. Hacía mucho tiempo que no pasaba por acá, y me encuentro de frente con un gran comentario de cine y crítica social , que nace de lo más profundo de la bronca humana.
Puedo estar o no en desacuerdo con tú punto de vista, pero ese no es el punto. Lo meritorio aquí es como llevaste al papel tú bronca y le diste forma de contundentes ideas.
Felicitaciones.
antonio: voy a ver el video en cuanto pueda, gracias por la recomendación y tus palabras.
Nelson, estoy de acuerdo contigo: podremos no estar de acuerdo en el tema del post, pero el hecho de que admitas discrepancia es lo que nos pone de acuerdo y nos iguala. el debate y la critica argumentada por encima de todo.
gracias a ambos.
Chapeau una vez más.
Y acabo de verme el documental Checkpoint: brutal. Ni quiero imaginarme como actuarán los soldados israelíes cuando no los están filmando. Lo que asombra no es que los civiles se conviertan en terroristas, sino que tan pocos sean los que lo hagan.
Indignación e impotencia, esos son los sentimientos que me desbordan cuando escucho hablar de Gaza.
Un abrazo.
metropolis: venga ese intercambio de links, que es bueno pa'l Pagerank!!! además, con vosotros he inaugurado una sección "escuelas de cine" en mi blogroll.
faraway: gracias, nada me halaga más que saber que mis recomendaciones no caen en saco roto; y es más: que remueven conciencias como ese "Checkpoint" que deberían pasar en todas las escuelas del mundo....
Nos leemos!!!!
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