Sigourney Weaver lo encontró en la saga Alien (1979, 1986, 1992, 1997), Bruce Willis en sus acristaladas junglas (1988, 1990, 1995), así que no veo por qué no iba a hacer lo mismo Sandra Bullock: asegurar ingresos constantes a base de películas de éxito fácil. La Bullock prefiere encadenarse a un género (la comedia romántica) que le permita rodar cerca de casa y no le suponga demasiados esfuerzos interpretativos; después de todo, la comedia romántica que cultiva la Bullock es una vuelta de tuerca un pelín más audaz que el estilo pureta de la Disney, aunque sin entrar en temas y/o actitudes polémicos (que para algo se las coproducen). La ventaja frente a una saga es que no tienes que regresar a un personaje sin apenas variaciones película tras película, aunque si las coproduces te haces directamente millonario. El abanico de variaciones de un género, donde no se necesita repetir personaje (aunque sí plegarse a determinadas convenciones) deja tiempo para rodar algún que otro filme interesante. Incluso, si la cosa va bien, siempre quedará un legado en forma de aportación cinematográfica (salvando las distancias) al estilo Katharine Hepburn. Me he pasado quince pueblos: una segunda Julia Roberts como mucho.
La proposición (2009) es la nueva comedia romántica de Sandra Bullock y tiene todo lo que cabe esperar de este tipo de filmes: una situación de partida improbable --aunque factible-- que propicia que un hombre y una mujer (compañeros de trabajo además) queden socialmente encarados al matrimonio, dando pie a los inevitables equívocos y momentos divertidos. Para empezar, me sorprendió la condensación temporal de la historia (un fin de semana en Alaska) y el hecho de no explotar las peripecias de la pareja en el ambiente laboral y el picoteo social con los amigos de turno (personalmente, prefiero la opción no elegida). Una vez agotados los recursos del guión todo lo que queda es dirección artística y de producción: coprotagonista guapito, ex-novias que están para mojar pan, una familia tradicionalmente contracultural, localizaciones impecables, incluso una ex-chica de oro (Betty White). Nada se sale de lo habitual, no hay transgresión de ningún tipo. Todos se limitan a hacer bien su trabajo.
El único inconveniente del chiringuito que se ha montado la Bullock es que si las comedias no son nada del otro mundo el público tiende a verlas todas iguales --ya tuvimos que pasar por Prácticamente magia (1998), Miss agente especial (2000), Amor con preaviso (2002) e incluso Miss agente especial 2: armada y fabulosa (2005)-- y correr un alto riesgo de quedar encasillada. Y es que dedicarse a un género mal realizado es peor que encadenarse a una saga cinematográfica. Al menos éstas tienen sus fans incondicionales, en cambio hay más comedias románticas que socios en Match.com.
2 comentarios:
Yo tuve un sábado tonto y me fui a verla al cine. La moralina me echó para atrás: las mujeres que mandan son todas unas perras, pero a esta pobrecita lo que le pasaba es que no tenía familia. ¡Ah, bueno, en ese caso...! Algunas escenas son una verdadera payasada, con perdón para los payasos. Lo mejor, Betty White y un guión ligero, aunque con rebotes.
Noemí: buena definición la de "cine de sabado tonto". Yo fui porque a mi hija se le quedan pequeñas las pelis infantiles y me pareció una buena manera de comenzar la transición. A ella le gustó, y bueno, la verdad es que algún momento divertido sí tiene. Lo que pasa es que el género tiene sus leyes y la Bullock las cumple a rajatabla, y asi, claro, no hay sorpresas.
Nos leemos!!!!!
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