lunes, 27 de septiembre de 2010

Todo el mundo quiere estar en la Fase 1 (Conocerás al hombre de tus sueños)

Esta vez le ha salido triste. Conocerás al hombre de tus sueños (2010) es un filme que, sin entrar demasiado en el drama, tampoco consigue enlazar con ese punto de vista optimista y positivo que Woody Allen se sacaba de la manga en títulos anteriores minutos antes de terminarlos. Finales forzados que yo --y esto es una teoría mía-- relaciono con su paternidad y la necesidad de ofrecer un legado cinematográfico que sea compatible con el discurso que defiende en casa ante sus hijas.

Conocerás al hombre de tus sueños transcurre sin sorpresas, sin ocurrencias verbales (sólo una recuerdo), sin giros inesperados, con los puntos de partida y los desarrollos habituales de este hombre; y aun así la narración fluye lo justo para dejar al espectador que acude sin prejuicios a su cita anual con el cineasta neoyorquino con la sensación de haber pasado un rato entretenido. En cambio, quienes todavía esperan una sorpresa inédita a estas alturas de su filmografía, una montaña rusa de humor y ocurrencias, una perspectiva novedosa acerca de un tema que Allen ha deconstruido como pocos hasta dejar entrever sus partículas elementales, pues a esos, les parecerá la obra de un artista acabado que poco o nada tiene que decir.



No dedicaré más líneas a defender la Fase 3 de la biografía de este hombre, pero sí a recordar la forma natural que tiene de establecer los encuentros y desencuentros en un reparto coral, las decisiones --a estas alturas previsibles-- de unos protagonistas que les llevan a la felicidad, la decepción o a tramas inacabadas. Y mencionaré de paso el plano secuencia central de Conocerás al hombre de tus sueños, en el que tres de los protagonistas coinciden tras recibir malas noticias para sus intereses más íntimos. Los diálogos revelan una conversación que fluye a trompicones, suministrando al espectador trazas suficientes para deducir lo que pasa por la cabeza de quien las pronuncia, pero el vaivén de la cámara --yendo de un personaje a otro, de una habitación a otra-- dan una sensación de improvisación que está en las antípodas de la preparación que sin duda requirió la secuencia. Está claro que --al igual que en una relación-- la Fase 1 de una obra cinematográfica es la más motivadora: en las películas siempre hay detalles y variaciones que suelen dar que pensar; mientras que en la relación todo es sexo y hablar. ¿Quién no se quedaría para siempre en semejantes condiciones?

No voy a exigir a Allen lo que no espero de otros veteranos consagrados. Sin ir más lejos: Scorsese triunfa instalado en un género que domina con total maestría y no leo que nadie le acuse de estar anclado en el thriller. Si una pareja declarara que, tras cuarenta años de matrimonio, su día a día se basa fundamentalmente en el sexo y la conversación nadie les tomaría en serio. Y menos Woody Allen.

http://sesiondiscontinua.blogspot.com/2010/09/todo-el-mundo-quiere-estar-en-la-fase-1.html

5 comentarios:

Blogquetera dijo...

Menos mal que no soy la única que opina que de alguna manera Allen ha perdido si "chispa" y no quiero decir que se haya vuelto malo...con lo que hay por ahi...pero...ojala volviese el de antes..

Un saludo

babel dijo...

Pienso que, dentro de la fase actual que atraviesa la película anual que nos ofrece el bueno de Allen, es de los más logrado. Si la comparas con algunas de sus obras maestras, pues claro, la decepción salta a la vista. Pero dentro de lo que hace últimamente, no está mal, lo dejo ahí. A mi lo que me parece es que Allen se ha instalado en esto de producir una por año y ha dejado de lado algo que sabía hacer con auténtica maestría: hacer pensar y evoucionar a sus personajes en un film. Ahora son bastánte estáticos, limitándose al retrato más o menos mordaz, y de vez en cuando le salen auténticas horteradas, como en este caso el de la novia del padre. Con todo, viendo la cartelera, es una opción nada desdeñable. Y Gemma Jones está magnífica. Allen, por muchos años!

Saludos.

Sesión discontinua dijo...

bloguetera y babel: veo que ambas coincidís en que, comparado con lo que hay, es mejor un mal Allen que no tener un Allen. Si estas son las opciones estoy con vosotras.

Ahora bien: que no llegue un día en que pensemos, justo a mitad de película, ¿por qué estoy viendo esto? Espero que no pase, pero es un riesgo....


Nos leemos!!!!!

Anónimo con gafas dijo...

¡Pues a mí ya me ha pasado! ¡Que peñazo! ¡A media película me importaba todo un pimiento!
Por cierto; ¿encuentras creíble el papel del marido? ¿Te crees el actor? ¡Si casi lo hace tan mal como Banderas! Ya sé que tiene un Oscar y todo eso pero… no sé, no lo veo lo suficientemente atractivo para seducir a la vecinita, ni para ligarse a la su ya exmujer unos años antes, ni para…
Algún día encontraré a alguien que como yo ponga en solfa al señor Allen y no se sienta un “troll” de la Blogosfera. Ponerle en solfa no es negarle el pan y la sal, que conste; por supuesto que es uno de los mejores cineastas de la historia, a todos nos encanta ALGUNAS de sus películas. Pero me empieza a causar un cierto recelo que cuando rueda una birria como la que nos ocupa, todo su club de fans lo reduce a frases comprensivas del tipo “un film menor”, “el Tío Woody ha filmado una de sus obras más impersonales”, etc. No lo soporto. No entiendo el diferencial. Se ha dicho que una mala película de Allen supera una buena de muchos otros. ¡Por supuesto, sólo faltaría! ¡Es uno de los grandes! Pero ¿con quién se le compara? ¿Con Stallone?
Exijo al establishment cultural mayor rigor. A la sala que fui a verla (lleno total) observé la reacción del respetable a la salida: nadie aplaudió, nadie rió, nadie disfrutó, pero los comentarios eran de un permisivo y de un “quedar bien con el vecino” que me producía arcadas. Y digo eso porque me fijé en los ojos de las personas mientras hacían sus comentarios, y… yo diría que estaban mintiendo. Si esta película no la firma el autor, no dura una semana en la cartelera.
Coincido con Babel en que Gemma Jones vale la película; como siempre.
Y coincido conmigo mismo en lo guapa y gran actriz que es Naomi Watts.
Para rematar: ¿hacemos con esta película “la prueba del algodón”? Muy sencillo: cuando la pasen por la tele, ¿a ver quién la mira?

Sesión discontinua dijo...

Ay anónimos con lentes!!!! Te leo indignado, y veo que es concretamente con el lado social-cinéfilo (el "establishment cultural", bien definido) que rodea sus estrenos en salas. Por que una cosa es cierta: luego en TV o DVD nadie se ocupa de ellas...

Si el problema es la gente que no se quita la venda de los ojos, es cierto: Allen tiene aqui unos incondicionales insufriblemente pedantes. Para todo lo demás: me quedo con mi texto....


Nos leemos!!!!!!