Emma Thompson cada vez se prodiga menos como actriz, o si se quiere ver por el lado positivo, escoge cada vez con mayor cuidado sus apariciones en pantalla. En plan comercial la vimos en la última entrega cinematográfica de Harry Potter en 2004; y en plan militancia en Imagining Argentina (2003). Por el camino ha quedado ese guión premiado con el Oscar por Sentido y sensibilidad (1995). Y es que esta mujer no es mala guionista; así que por aquí parece que se le abre una nueva carrera que añadir a su ficha de The Internet Movie Database.
Si en 1995 la autora adaptada fue Jane Austen esta vez es Christianna Brand, responsable de una serie de libros infantiles protagonizados por una niñera entre mágica y estrafalaria llamada Nanny McPhee. La niñera mágica (2005) va directa al grano: expone el problema y entra en materia sin esperar a presentar a los personajes; los vamos conociendo a medida que se desarrolla la trama. Tampoco hay demasiado tiempo para remachar las diferentes moralejas (la niñera avisa que enseñará cinco lecciones a los rebeldes niños protagonistas y luego se irá); no es una película obvia, pero tampoco hay que ser un lince para ir comprendiendo el significado de cada logro de la señorita McPhee, que se vuelve más atractiva a medida que va inculcando a los niños sus lecciones. A todo esto hay que añadir una escenografía muy imaginativa y un vesturario entre la fantasía y la realidad que hacen que toda la experiencia resulte muy agradable.
La niñera mágica me recuerda inevitablemente la serie de TV Supernanny (2005), esa otra mujer moderna y práctica que da consejos a los padres que se ven incapaces de meter en vereda a sus irreductibles hijos. Algo está pasando cuando hay tanta preocupación sobre el tema, y más cuando algunas de las lecciones de la película son tan obvias como irse a la cama cuando te lo mandan o poner límites a las actividades lúdicas.
Otro detalle que me hace pensar es cómo al final todas las mujeres que se meten a narrar (y en esto incluyo tanto al cine como a la literatura) acaban acercándose al mundo infantil; es algo que encuentro normal y que debería ser mucho más recurrente en la ficción masculina, pero el hecho de que siga siendo un tema de autoras antes que de autores me dice que no nos movemos demasiado de donde estamos. Eso sí, la película vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario