La teoría de la relatividad afirma que la masa distorsiona el espacio y el tiempo, aunque es incapaz de explicar por qué. Pues de la misma manera, Woody Allen ha quedado atrapado en una masa estelar que distorsiona los guiones y los fotogramas; aunque en este caso quizá sí sabríamos decir por qué. Y es que, si tuviera la oportunidad, ¿quién no haría lo que fuera, incluso improvisar un guión, para coprotagonizar una película con Scarlett Johansson? Suena fatal, pero si encima el guión es digno y está a la altura de las expectativas de una buena parte del público, ¿qué más se puede pedir? ¿Se nota que adoro a Scarlett Johansson?
Es cierto, hay elementos del argumento de Scoop (2006) que ya hemos visto en anteriores películas de Allen, algunas de ellas muy recientes, otros van camino de convertirse en una constante de sus temas; pero lo importante es poder disfrutar de sus archirrepetidos chistes sobre la cultura, el judaísmo y todas esas cosas que odiamos porque en realidad no las disfrutamos. Scoop mantiene un nivel de entretenimiento muy digno; a pesar de ser claramente una película de transición. ¿Transición hacia qué? Ahora viene cuando expongo mi teoría, que creo ya apunté cuando escribí sobre Match point (2005): Allen ha quedado fascinado por Scarlett Johansson. Cuando dice que le recuerda al sano optimismo y la energía que irradiaba Diane Keaton, cuando alaba su sencillez y su aura en el plató, cuando destaca su capacidad tanto para el drama --Match point-- como para la comedia --ésta de ahora--, yo creo que se trata de circunloquios para expresar lo que todos sabemos: Johansson exuda sensualidad, es joven, inteligente, bella, tiene ganas de aprender... ¿quién no aparcaría otros proyectos para rescatar un guión a medio escribir y pasar un veranito en Londres con Johansson al lado? Por lo visto Barcelona tendrá que esperar otro año, porque la siguiente película también la rodará allí...
Ahora imaginemos Scoop sin Johansson: es una buena historia, pero no brillaría tanto si no fuera porque ella la protagoniza; y lo mejor de todo es que Allen sabe perfectamente cuál es su lugar en ella y se limita al papel que ya hizo en Todo lo demás (2003), cediendo el terreno a los jóvenes actores que tiran del argumento a base de romance, sabiendo salir además con toda dignidad. Hay que reconocer que Scoop es una obra maestra en el género de las películas de transición protagonizadas y distorsionadas por fetiches cinematográficos.
1 comentario:
Además de todo lo dicho, hay que señalar que la argucia final que resuelve la trama policíaca no sorprenderá a los lectores de Agatha Christie, concretamente a una de sus más famosas novelas, en las que tienen algo que ver los trenes y sus horarios.....
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