La noche americana (1973) de François Truffaut ganó el Oscar a la mejor película extranjera de su año por su entrañable retrato del rodaje de una película local, con su actor de glorioso pasado, su diva envejecida venida a menos, su script llena de morbo, su protagonista masculino ligeramente zumbado y su esforzado y sufrido director (interpretado por el propio Truffaut). John Huston estaba obsesionado con la novela de Malcolm Lowry Bajo el volcán, pero su compleja estructura narrativa le suponía un importantísimo reto de guión: había quemado a muchos guionistas por el camino hasta que en 1984 se decidió finalmente, deslumbrado por el texto de un joven estudiante llamado Guy Gallo (que por cierto no ha hecho otra cosa que adaptar esta novela como única contribución a la historia del cine). Juntemos La noche americana y Bajo el volcán y ya tenemos las coordenadas X e Y donde situar la parábola (nunca mejor empleada esta palabra) que describe Tristam Shandy: a cock and bull story (2005) de Michael Winterbottom. Y si queremos darle a la metáfora un poco de tridimensionalidad e ironía vitriólica en el eje Z incluiremos State and Main (2000) de David Mamet. Y ya para rizar el rizo añadamos la cuarta dimensión de Sweet liberty (1986) de Alan Alda.
Hacía tiempo que 94 minutos de película no me pasaban tan rápido, básicamente porque todo el argumento y cada escena están planteados y escenificados de forma natural, amena y con gran sentido de la superficialidad reconstruida, revelando de paso el continuo entrevistacional y negociador que es un rodaje cinematográfico: hablar con los productores, con el guionista, filosofar hasta el agotamiento con tu envidioso coprotagonista, quejarte a la del vestuario, tirar los tejos a tu asistente personal y ser un padre reciente fiel y amante compañero de la madre de tu hijo que te visita en el rodaje... Imposible aclararse.
Pero esto no es suficiente, esto ya se ha rodado muchas veces (Truffaut tiene la mejor marca cinematográfica mundial), por lo que Winterbottom necesita introducir otro plano más de significación para dar con ese producto híbrido que nos hace más atractivo toda novela real (Cercas dixit) o todo documental de ficción (Sesión discontinua dixit). Aquí es donde entra en escena el síndrome Bajo el volcán, puesto que escoge para rodar su rodaje el rodaje de la adaptación del clásico universitario anglosajón del siglo XVIII "The Life and Opinions of Tristram Shandy" de Laurence Sterne. En ella, igual que todos los personajes de la película de Winterbottom, se hace patente la imposibilidad de narrar nada de forma lineal: todo son giros, obstáculos, imprevistos, dimisiones, decisiones... Y al final sale lo que uno menos se imagina, casi siempre un fracaso (igual que en la novela de Sterne, una supuesta biografía que no llega a ir más allá del nacimiento del protagonista, puesto que todo son digresiones e historias parciales interpuestas).
Tristam Shandy: a cock and bull story es un experimento posmoderno que se estrena en España con dos años de retraso, sin duda gracias al buen recuerdo que dejaron 24 Hour Party People (2002), 9 Songs (2004) y Camino a Guantánamo (2006), pero que se disfruta por mérito propio de principio a fin. Recomendación final: el diálogo entre Steve Coogan y Rob Brydon (protagonistas de la película y del rodaje ficticio) que acompaña los créditos. No tiene desperdicio.
1 comentario:
Vi esta película el otro día y la verdad es que coincido con esta comparación con la Noche Americana del maestro Truffaut. El cine dentro del cine, aquí con un poco de humor y por la época un tanto más autoconsciente.
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