El argentino Juan Taratuto transita por la misma vía que el Woody Allen entre cómico y romántico que alcanzó la madurez en Hannah y sus hermanas (1986). Y se aprovecha muy bien que se trata de una vía amplia y con recorrido, salvando las distancias de lo ya visto en las películas del neoyorquino y aportando su propio estilo latino a un tema que sigue acumulando seguidores. Si ya le fue bien la primera vez (que además era su largometraje de debut), ¿por qué no iba a insistir Taratuto en aquellos elementos clave que le auparon al éxito en No sos vos, soy yo (2004), incluso a apostar por el mismo actor principal? Diego Peretti repite protagonista, y aunque su personaje y los puntos de partida de la historia están muy alejados de los de No sos vos, soy yo, el peso de la parte cómica recae en el mismo sentido exagerado y contrastado de la personalidad de Peretti.
Esta vez la cosa no va de un recién separado que se recupera de una ruptura conyugal mientras se enamora de otra mujer, ¿Quién dice que es fácil? (2007) va de dos personas con caracteres opuestos (planificador él, imprevisible ella) que viven puerta con puerta... En fin, el clásico argumento en el que un azar cósmico permite que dos personas delgadas y de vidas medianamente acomodadas tengan una serie de encuentros y desencuentros de los que inevitablemente surgirá la relación. Sólo los estadounidenses cultivan esa otra variante de la comedia romántica en la que uno de los protagonistas remueve cielo y tierra para atraer a su media naranja; en Europa y Latinoamérica todavía nos limitamos a comedias con situación de partida inmotivada (las circunstancias son las que propician el encuentro, no una decisión consciente de los protagonistas) que ponga en marcha el argumento. Al enredo principal Taratuto le añade un par de subtramas para animar el cotarro, una de ellas realmente un poco pasada de rosca (no hace falta que la mencione, quien vaya a verla la detectará de inmediato) para tener listo su segundo largometraje.
He de decir que si la protagonista femenina hubiera sido Cecilia Dopazo (la de No sos vos, soy yo) estoy seguro de que mi texto sería mucho más entusiasta, pero como no es así pues me limito a decir que ¿Quién dice que es fácil? se deja ver y no defrauda a quien, como yo, fue al cine con la intención de distraerse y de descansar por un día de los subtítulos. Probablemente (excepto esto último) es lo que la mayoría de los que todavía acudimos a salas de estreno esperamos.
1 comentario:
Creo que a veces se corre un riesgo al ir por la misma senda que Woody, pero en este caso sale airoso.
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