martes, 10 de agosto de 2010

Un auténtico «Finnegans Wake» del cine contemporáneo (Origen)

Origen (2010) de Christopher Nolan es una película rara de cojones en el buen sentido; un filme que sorprende como thriller y desborda las expectativas. Una película que busca elevar la tensión a base de refundar las convenciones de un género, aunque eso suponga pecar por exceso en algunos momentos debido a exageradas dosis de trascendencia, quizá prescindibles en un filme que, de entrada, sólo busca entretener y deslumbrar.

James Joyce logró con Ulises (1922) dar la vuelta al calcetín de la novela decimonónica (anclada desde hacía décadas en el narrador en tercera persona) apostando por el subjetivismo y equiparando narración con punto de vista. Sin embargo, no se conformó con ser el padre de esta revolución y quiso ir más allá: en 1939 publicó Finnegans Wake, donde llevó su gusto por los juegos de palabras y el alambicamiento narrativo hasta los límites mismos de la significación. El título de la novela es hoy sinónimo de obra compleja, el extraño punto final de una trayectoria literaria marcada por la renovación y la experimentación formales. Es habitual en el mundo del arte: cuando se da con una innovación que cuaja entre el público y su éxito hace que otros autores sigan su estela, su creador siente una especie de necesidad de demostrar que conoce mejor que nadie las claves de su invento, y se lanza a una creación que suponga una (incluso dos) vueltas de tuerca al uso o a la significación del nuevo recurso; así que se lanza por caminos tan desconocidos y alejados que al resto le cuesta seguir su estela. Muy parecido es el caso de David W. Griffith: después de fijar en El nacimiento de una nación (1915) un modelo de narración cinematográfica (inexistente hasta entonces), compilado a partir de las aportaciones de otros cineastas coetáneos, avanzó de golpe cincuenta casillas con su siguiente filme --Intolerancia (1916)-- provocando la atrofia del sistema que acababa de establecer.



Nolan reventó en su día la cartelera con Memento (2000) una curiosísima historia sobre la memoria que tiene la particularidad de estar contada al revés, de manera que al quebrarse todos los vínculos causales, podemos experimentar la misma desorientación que su protagonista. La película triunfó como thriller y como aportación radical y novedosa a la narración cinematográfica; tanto que parecía que en su siguiente obra --Insomnio (2002)-- trataría de aprovechar el hallazgo, pero se cruzó su personal y aclamadísima saga sobre Batman --El caballero oscuro (2008) se considera la mejor película de la década pasada-- y parecía que el impulso renovador había quedado en segundo plano. Como suele suceder, la industria concede libertad creativa cuando se ha demostrado la solvencia a base de taquillazos, y ese momento parece que le ha llegado finalmente a Nolan, quien ha sentido la necesidad --como Joyce y Griffith-- de desbordar a admiradores --Satoshi Kon en Paprika (2006), con la que Origen guarda muchas similitudes-- e imitadores --Gaspar Noe y la polémica Irreversible (2002)-- con un ejercicio de virtuosismo que, sacado de contexto, puede rozar lo grotesco y lo amanerado.

Origen se apunta --al igual que títulos del estilo Desafío total (1990), The game (1996) o Abre los ojos (1997)-- al juego de la veracidad de las imágenes, haciendo dudar al espectador si corresponden a sueño o realidad; la forma más visual que ha encontrado el cine de imitar al narrador no fiable de la literatura (el otro es la multiplicidad --a veces excluyente-- de puntos de vista narrativos). Lo mejor de todo es que, a pesar de la complejidad de sus argumentos, el espectador medio no se pierde en los filmes de Nolan (otra cosa es que numerosos detalles pasen desapercibidos, incluidos los que son directamente fallos de guión), gracias a su estilo claro y directo. En esta ocasión se trata de construir un universo a medida con sus propias leyes, las justas y necesarias para que el final de la película sea un auténtico espectáculo de montaje e historias anidadas. Puede que los niveles 3, 4 y 5 no sean los más adecuados, o que resulten excesivamente trascendentes, pero la idea de mezclarlos como lo hace, especialmente de presentarlos y condensarlos temporalmente, es brillante e hipnótica, y a mí me resulta fascinante.

Finnegans Wake, Intolerancia y Origen no destacan precisamente por su calidad argumental; es más, la opacidad, el barroquismo mezclado con la moralina pacata o la excentricidad son sus notas más destacadas. Está claro que otros thrillers superarán argumentalmente a Origen, con giros y sorpresas mejor trabados, pero es innegable que detrás de la obra de Nolan existe un ambicioso proyecto semejante al de creadores como Orson Welles. En ese sentido Origen permanecerá gracias a su aportación narrativa. Joyce se propuso dinamitar los ejes de la novela convencional y sustituirlos por otros completamente nuevos; Griffith descubrió que del entrecruzamiento y la cuidada intercalación de cuatro sucesos --entresacados de la historia universal-- puede surgir una moraleja, una especie de película «de tesis» (bastante paternalista y conservadora, por otro lado). Nolan, por su parte, ha recogido el testigo donde lo dejó Intolerancia y, en lugar de profundizar en el juego de significados propio del montaje alternado, explora las posibilidades de la narración anidada, cada una contenida en otra superior, formando niveles recursivos, apoyados en el filme por la espectacularidad, las escenas de acción y los efectos especiales (la Santísima Trinidad del cine que aspira al taquillazo).

Una vez que el espectador consiga relativizar algunas de las grotescas consecuencias de determinadas premisas argumentales de Origen (la del químico y su garito de «soñantes» es patética), puede disfrutar sin complejos de lo que es: una auténtica virguería cinematográfica, un curioso experimento, un inesperado descubrimiento. Y más allá de un muy buen rato de cine, un hito que deberán tener en cuenta quienes asuman el reto de revolucionar no sólo una forma de relato, sino los cimientos de la narración cinematográfica.

http://sesiondiscontinua.blogspot.com/2010/08/un-autentico-finnegans-wake-del-cine.html

8 comentarios:

Ángel Castro dijo...

Creo que "El origen" es una película malograda, que llega prometiendo una complejidad onírica lastimosamente ausente en el cine, y termina con larguísimas y aburridas escenas de persecuciones que en las de James Bond son infinitamente mejores.
Más que argumento faltó inteligencia para ir por otros carriles que la violencia pochoclera. "Memento" sigue siendo para mí la mejor de Nolan.
Saludos.

Sesión discontinua dijo...

angel: es cierto que "Memento" es un filme más redondo en el que el argumento encaja mucho mejor con la forma de contarlo. Aun así, creo que en esta de ahora, la forma de crear suspense a base de tiempos condensados e historias anidadas es buena y tiene posibilidades. Otra cosa es que el argumento que sostiene ese recurso está pillado por los pelos.

Reconozco que no es un gran thriller (y por eso no hay que compararlo con Bond), pero a mi me pareció interesante.

Gracias por contribuir...


Nos leemos!!!!!

babel dijo...

A mí me gustó la historia, lo reconozco, precisamente lo que m´s disfruté es el argumento. Pero no creo que sea para tanto como decir que suponga un salto cualitativo en el concepto de narración cinematográfica. Sí acepto que lo fuera Memento, pero Nolan vive de rentas y no se ha superado aún, a pesar de la taquilla, que indica más -creo- una falta de nuevos talentos que que lo sea quien destaca. Ya se sabe: en el país de los ciegos... El problema de Origen es ese empeño constante en que el espectador no se pierda, en explicarle hasta lo más nimio del guión para que pueda seguir el argumento. Falta de sutilidad a todas luces, narración llana y no hacer buen uso, precisamente, de las posibilidades del lenguaje cinematográfico, dándolo todo mascado al espectador. Buenos efectos, planos muy logrados y en genral un elenco sobresaliente, pero falta Cine, ese saber contar con la imágen, fueras de campo -a lo mejor- o demás sutilezas. Se queda en una historia compleja bien contada y mucho presupuesto. El lenguaje del cine es bastante más que eso. Y Nolan ya demostró que puede dar más de sí que un castillo de fuegos de artificio. Y la taquilla, que nos viene acostumbrando hace años ya a estos derroteros...

Un saludo ;)

Sesión discontinua dijo...

hola babel, bienvenida!!!! esntras de frnete contra la corriente!!!! Estoy de acuerdo en que no es un filme redondo, ni siquiera argumentalmente, y también te doy la razón en que peca de obsesión por la claridad (pero ese es un ¿defecto? de los americanos)...

Claro que Memento es más redonda, pero aqui se trata de una idea, un experimento. Quiza no salga bien, quizá sea una via muerta pero apunta una posibilidad, una forma de narrar que no se ha probado. Nadie admitiría que volviera a hacer una película como Memento, y sin embargo otros lo han hecho y les ha quedado bien. eso quiere decir que el invento ha cuajado.

Quizá Origen no sea una obra maestra, a algunos les entretendrá; a mi me gustó por las posibilidades narrativas. A lo mejor todo estaba en mi cabeza y apunto demasiado alto, pero el intento está ahi...


Besitos mil!!!!!

(!) hombre perplejo dijo...

Dos cositas: Tu reflexión sobre el film es incluso más fascinante que la propia pelicula. Yo propongo que la incluyan en los extras de la edición especial en dvd (y no es coña).

No sé si conoces "Mr. Nobody". Creo que es otra muy interesante -y brillante- propuesta de narración nunca antes vista. A mi parecer incluso más hipnótica que "Origen", cuyo gran mérito es ser un experimento autoral con presupuesto y lanzamiento de blockbuster. La comparación con Welles me parece muy atinada. Espero que Nolan tenga más suerte con sus experimentos y no acabe con varias producciones inacabadas.

Perplejos Saludos !)

Sesión discontinua dijo...

perplejo: gracias por tus palabras.... No obstante, por los comentarios veo que efectivamente soy yo quien ha sobredimensionado el filme. Tendré que rebajar el tono, y esperar a su siguiente película.

Y tomo nota del tu recomendación!!!!



Nos leemos!!!!

Anónimo con gafas dijo...

Ayer ví la película, y debo decir que suscribo la opinión de Castro y Babel; larga, pesada, presuntuosa (a ver quién de vosotros, ¡oh mortales!, tiene el suficiente nivel para entender mi laberinto), con problemas de casting -¿qué hace Juno por ahí?, como estudiante de arquitectura no cuela y que mal le queda el traje chaqueta al andar-, su mujer figura que es francesa y el doblaje en castellano le pone acento ruso, su padre de ella es catedrático en la Sorbona y tampoco tiene acento francés, a la vez que cuida de unos nietos que están en USA... en fin, un disparate.
La idea es buena, cierto; esas historias soñadas encajadas como matriuskas unas dentro de las otras tienen su qué, pero me da amí que este señor ha leído demasiado a Borges y se ha marcado una pedantería para la que no está preparado.
A mi modesto juicio una de dos: o le añadía una hora para que la trama quedara clara como el agua, o se la quitaba para, eliminando las excesivas escenas de acción, quedase una obra intuitiva y mágica. Pero se ha quedado en medio.
Por analogía cinematográfica me gusta 1000 veces más "Matrix".

PS: "Finnegans Wake" no he podido leerla; estuve un año de mi vida intentando descifrar "Ulises" hasta el final y, simple que es uno, tengo al señor Joyce en mi Museo de los Horrores particular junto al Barroco, Chopin, Javier Marías, Salvador Dalí, David Bisbal, etc...

Sesión discontinua dijo...

anónimo con gafas: creo que has estado muy acertado al decir lo que que, o sobra mucho o falta mucho. Lo digo una vez más: no es un buen guion desde el punto de vista argumental; creo que mi texto ha derivado en exceso hacia la parte formal, y mi entusiasmo desbocado hace que me parezca una obra redonda cuando no lo es; es una película audaz formalmente. Y punto. Quizá sea como dices: una mala digestión de Borges, pero había que intentarlo....

La digresión sobre Juno, arquitectura y acentos varios ha sido todo un descubrimiento...