lunes, 21 de febrero de 2011

Narrar sin necesidad de épica (Valor de ley)

Sólo leí dos libros durante el servicio militar: las memorias de Pablo Neruda y Valor de ley de Charles Portis, porque tenía un gran recuerdo de la versión cinematográfica de 1969, dirigida por Henry Hathaway y protagonizada por John Wayne (el único Oscar de su carrera). Poco más había para escoger en la biblioteca del destacamento. Ahora que he visto la versión de los Coen coincido con ellos en que no es solo una novela del Oeste, sino un clásico de la literatura al estilo de La flecha negra (mi libro de aventuras favorito de todos los tiempos) que casualmente está ambientado en el oeste americano. Un argumento más cerca de determinadas constantes del relato universal que del típico conflicto entre cuatreros.

Para empezar, los Coen poseen un amplio historial de fascinación por las historias fronterizas que comenzó con Fargo (1996), explotó con No es país para viejos (2007) y que ahora --con Valor de ley (2010)-- aterriza de pleno en el género que latía tras las otras dos. En segundo lugar, la escrupulosa adaptación de la novela de Portis potencia precisamente el aspecto que el western suele ocultar por innecesario y/o inconveniente: el contexto histórico y la zafiedad humana. En el cine del Oeste los duelos, las persecuciones, los tiroteos y las peleas eran lo principal; la ambientación era un mero requisito de situación. En cambio, Valor de ley retrata fielmente un país todavía en manos de ladrones, aprovechados y matones en el que la justicia se abre paso gracias a tipos que la defienden por dinero, como Rooster Cogburn (un Jeff Bridges que sigue interpretando a la perfección al perdedor de Corazón rebelde). Un cazarrecompensas que de pronto se ve acompañado de los dos grandes aciertos de la historia: un ranger de Texas demasiado estirado y pardillo (Matt Damon) y una niña de catorce años cabezota y obsesionada con vengar a su padre (Hailee Steinfeld). Estos dos vértices del triángulo aportan humor y un punto de vista más allá de la bravuconería testosterónica propia del género, y convierten la novela y la película en una aventura verosímil, no en una simple misión de audaces crepusculares.




Como buen clásico, la versión de Hathaway explotaba audazmente el lado cómico del ranger a la vez que ocultaba las miserias más evidentes de un tipo como Cogburn. Los Coen han preferido extirpar la capa brillante que hay en la superficie de todo género y mostrar a los personajes como podrían ser: egoístas, ignorantes, mojigatos, ingenuos y crueles, pero también íntegros y humanos a veces; sin dejar que uno u otro rasgo se identifiquen con un único personaje. Pero el mayor acierto a mi entender es la forma elegida para narrarla: eliminando toda épica cinematográfica, porque la historia funciona perfectamente sin ella. Basta con encadenar sin rodeos ni florituras cada secuencia para que la tensión y la intriga enganchen al espectador. Y otro detalle que al principio no supe identificar: prescindir al final de cada escena de cualquier toque o detalle que huela a sentimentalismo, a balance vital, revelación o concesión al drama barato; el recurso más habitual cuando un filme pretende añadir épica a la narración. Esta renuncia incluye omitir un determinado tratamiento de la violencia y la crudeza, un elemento que sí suele formar parte del estilo Coen; lo cual da la medida de hasta qué punto se han sabido adaptar a las necesidades de un argumento que es algo más que un western.

Creo que Valor de ley está entre las favoritas de los Oscar porque se la considera un buen western, no por el esfuerzo que ha supuesto para los Coen enfrentarse a un gran original literario con una versión cinematográfica previa de buen nivel. Da igual: desde ambos prejuicios se puede disfrutar sin problemas.

http://sesiondiscontinua.blogspot.com/2011/02/narrar-sin-necesidad-de-epica-valor-de.html

9 comentarios:

Javier Simpson dijo...

Yo creo que no tiene la épica que estamos acostumbrados a ver en los westerns, sobre todo clásicos, pero sí tiene la épica que le quieren dar los Coen. De hecho el personaje que interpreta Bridges es muy épico, con sus claroscuros, pero épico al fin y al cabo. La escena del final con la niña, las serpientes, la tremenda cabalgada durante la noche, con el cielo lleno de estrellas y el caballo... etc etc no quiero contar más para no descubrir... pero eso, menuda escena! Es tan épica como poética.

babel dijo...

Me ha gustado mucho tu entrada. La diferenciación que haces del western clásico y la utilización del medio un tanto diferente que hacen los Coen no la supe ver y creo que llevas razón: es bastante más que un buen western al uso.
Pero también desde el prejuicio comparativo con otros del género tiene el valor de contar lo que tiene que contar sin recurrir al recurso fácil de la violencia continua y explícita, aunque subyace en los personajes (hasta en el de la niña) en todo el metraje. Y comparada con la predecesora, tiene mucha menos moralina que la de Hataway (no he leído el libro), a la que se le notaba el capital Disney en un edulcoramiento de personajes y situaciones considerable, comparativamente a otras del género.

Saludos.

Sesión discontinua dijo...

Javi: tienes razón, las escenas del final si que tienen rollo épico. No todoes narración seca y dura....

lapor: lo dicho, por una vez que coincidimos absolutamente en la valoración de una peli.... pues celebrémoslo!!!!!


nos leemos!!!!

babel dijo...

Perdooon??? Es a mi? (ja ja ja!)

Sesión discontinua dijo...

jajajajja!!! siiiii, he tenido un enlace cruzado!!! eres tu BABEL!!! QUE FALLO!!!!!


Patoooons!!!!

Anónimo con gafas dijo...

Mientras iba viendo la película, por más que quisiera no dejaba de pensar todo el rato en "Don Quijote de la Mancha"; una sucesión de aventuras, en principio graciosas, unidas entre si mediante un hilo argumental... muy débil.
Filme de más a menos claramente, pretencioso en sus imágenes, en su música, en su composición. Soy consciente de que los fans de los hermanos Coen sois legión, pero desde vuestras antípodas respecto a ellos comento, con el corazón en la mano, que es una obra muy floja.

Sesión discontinua dijo...

anonimocongafas: lamento mucho que no te haya gustado tanto como a mi, porque francamente pensaba que te gustaria el tono crepuscular no tan tipico del western que le añaden los Coen (que no me los toquen a los Coen!!!). Tu comentario me demuestra que el género más clásico, la obra maestra, es el puerto hacia el que navegas con rumbo firme e imparable....


Gracias por confiar en mi crietrio!!!!

Anónimo dijo...

He reconocer que me decepcionó mucho. No me parece la gran película que dices. La encuentro lenta y no acaba de enganchar. Puede que esperara algo más parecido a No es país para viejos, o que conocí al historia y no me sorprendió. El resultado: el que he dicho antes, decepción. Imma

Sesión discontinua dijo...

imma: te falta la variable fan-de-los-coen. Sin eso, no puede entusiasmar como debiera.


Besitos mil!!!!