lunes, 15 de agosto de 2022

Otro género en transformación (Nop)

No es un filme completamente original (la mayoría de los personajes y las situaciones las hemos visto en otras películas), pero, a diferencia de otros intentos, esta vez todo encaja de una forma bastante interesante. Viendo el avance de Nop (2022) de Jordan Peele, lo primero que nos viene a la mente es Señales (2002), el inquietante aunque fallido experimento de M. Night Shyamalan. Lo cierto es que aquí se acaban todas las coincidencias: mientras que en la anterior la fórmula consistía en sumar a la tensión toneladas y toneladas de trascendencia, aquí a esa tensión se le añaden calculadas dosis de escepticismo cool; una combinación que encaja mucho mejor con esas audiencias jóvenes aún interesadas en los largometrajes.

¿Escepticismo cool? Escepticismo (esa manía constante de poner distancia a todas las cosas, incluso las que tienen toda la pinta de amenaza seria) y cool (esa divertida combinación de cinismo, distanciamiento irónico y cruel, indiferencia social y hedonismo que huye de cualquier atisbo de autenticidad, y que al principio hace gracia y tal, pero luego, practicada por sistema, resulta cargante). Nop es un filme de argumento mínimo, con unos pocos y bien definidos personajes marcados por obsesiones cutres (todo lo que les sucede es una variación de algo que ya han visto en la tele o en internet) que proporcionan los mejores gags, ofreciendo una bonita muestra de ese escepticismo cool tan de comienzos de siglo. Peele construye su guión con una calculada dosis de esta perspectiva de las cosas, dejando que se desparrame con ingenio en las escenas que anteceden y suceden a las de tensión pura y dura. Ahí tenemos una primera y crucial diferencia que revela lo que ha evolucionado el género fantástico y de catástrofes: antes la tensión iba envuelta de drama amoroso y/o conflictos entre la ley y el deseo, ahora de incredulidad y diálogos de monólogo humorístico.

 

Constantes referencias cinematográficas --incluyendo una clarísima a Encuentros en la tercera fase (1977) que dudo mucho que los menores de cincuenta capten--, elementos de diferentes géneros (western, suspense, ciencia ficción, terror alienígena, aventuras frikis...), callejones sin salida del guión (empezando por una primera imagen que da un considerable mal rollo, no sólo por lo que vemos brevemente, sino porque sabemos que conoceremos más detalles sobre ella y no apetece) y un desarrollo argumental que no se sale ni un milímetro de lo que exige el esquema de tensión incremental y revelación de enigmas propio del género. Lo hemos visto demasiadas veces, así que agradecemos que los protagonistas se comporten como si fuera imposible que todo eso les suceda a ellos, que se cachondeen de lo más terrible y hagan que parezca chusco. De esta manera, una historia tan cogida con pinzas como la que propone Nop, resulta amena e interesante.

Y es que todo en Nop está repleto de irreverencia, incredulidad, humor youtuber, espectacularidad y entretenimiento... Incluso el título renuncia a ser una pista, una invitación, un aviso de por donde van a ir los tiros, ya que surge de forma improvisada en una de las escenas de mayor tensión, en la que sin embargo el protagonista y el público tenemos la sensación estar en una atracción de feria, no ante una amenaza real. Nop es un ejemplo perfecto de híbrido narrativo, una muestra de los nuevos territorios por los que se mueve el cine contemporáneo que gustará a cualquier persona y/o generación acostumbrada a que todo esté conectado, a que todo sea un enlace a otra cosa, a algo ya visto u oído en otra parte. Una reversión inteligente de sucesos mínimos y superficiales, donde sin duda su estilo audaz es el responsable de que nos lo pasemos tan bien.

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